141. FLAUBERT A SAND
[París, 1 de mayo de 1874]
Viernes por la tarde
Querida maestra,
Todo va bien. ¡Las injurias se acumulan! Es un concierto, una sinfonía en que todos se ensañan con su instrumento. Me han denigrado desde Le Figaro a la Revue de Deux Mondes, pasando por La Gazette de France y Le Constitutionel. ¡Y no han acabado aún! Barbey d’Aurevilly me ha injuriado personalmente, y el buen Saint-René Taillandier, que me declara «ilegible», me atribuye frases ridículas. Eso por lo que hace a lo impreso. En cuanto a las palabras, son del estilo. Saint-Victor (¿por servilismo hacia Michel Lévy?) se burla de mí en las cenas en Brébant, igual que el excelente Charles-Edmond, etc., etc. En cambio, soy admirado por los profesores de la facultad de teología de Estrasburgo, por Renan, por el padre Didon, dominicano, ¡y por la cajera de mi carnicero!, sin contar algunos otros. Ésa es la verdad.
Lo que me asombra más es que hay en muchas de esas críticas un odio contra mí, contra mi persona, un prejuicio de denigración, del cual quisiera saber la causa. No me siento herido. Pero esa avalancha de tonterías me entristece. Uno siempre prefiere inspirar buenos que malos sentimientos. Por lo demás, ya no pienso en San Antonio, ¡adiós!
Me voy a meter, este verano, en otro libro del mismo estilo. Después de eso, volveré a la novela pura y dura. Tengo en la cabeza dos o tres que querría escribir, antes de reventar. Actualmente, paso mis días en la biblioteca, donde acumulo notas. En quince días volveré a mi casa en el campo. En julio, iré a descongestionarme a lo alto de una montaña, en Suiza, obedeciendo al consejo del doctor Hardy, que me llama «mujer histérica», expresión que me parece profunda.
[…]
La eché de menos a usted en casa de la señora Viardot, hace quince días. Cantó Ifigenia en Áulide. No le sabría decir cómo fue de bello, transparente, en fin, sublime. ¡Qué artista es esa mujer! ¡Qué artista! Emociones como ésa consuelan de la existencia.
[…]
Abrace por mí a las pequeñas y que ellas se lo devuelvan, de mi parte.
Su viejo
Botija.