11. SAND A FLAUBERT
[Palaiseau, 22 de noviembre del 1866]
Creo que me traerá felicidad decir buenas noches a mi querido compañero antes de ponerme manos a la obra.
Heme aquí totalmente sola en mi casita. El jardinero y sus herramientas se alojan en el pabellón del jardín, y estamos en la última casa al extremo del pueblo, aislados en la campiña, que es un oasis encantador. Los prados, los bosques, los manzanos como en Normandía; ningún gran río con sus gritos de vapor y su cadena infernal; un riachuelo que pasa mudo bajo los sauces; un silencio… ¡Ah! Pero me parece estar al fondo de la selva virgen: nada suena excepto el pequeño chorro de la fuente que derrama sin cesar sus diamantes al claro de la luna. Las moscas adormiladas en los rincones de la habitación se despiertan al calor de mi fuego. Se habían dejado caer allí para morir, ahora se acercan a la lámpara, presas de una alegría loca, zumban, saltan, ríen, incluso tienen veleidades de amor; pero es la hora de morir, y ¡paf!, en medio de la danza, caen de golpe. ¡Se acabó, adiós al baile!
De todos modos, aquí estoy triste. Esta soledad absoluta, que siempre ha servido a mi ocio y mi recreo, es compartida ahora por alguien que murió aquí, como una lámpara que se extingue, y que siempre está conmigo.[34][35] No creo que sea desgraciado, en la región que él habita; pero la imagen que ha dejado a mi alrededor, que no es más que un reflejo, parece lamentarse de no poderme hablar más. ¡Qué más da! La tristeza no es malsana: nos impide endurecernos.
Y usted, mi amigo, ¿qué hace a estas horas? Cavando también, solo también, porque mamá debe estar en Rouen. ¿Piensa de vez en cuando en su “viejo trovador de péndulo de reloj de pared, que siempre canta y cantará el amor perfecto”? Y, ¡bueno, sí, ya lo sé! Usted no está hecho para la castidad, eso está claro. […]
Un abrazo con todo mi corazón; me voy a dar voz, si soy capaz, a gentes que se aman al viejo estilo.
[sin firma]
No debe usted forzarse a escribirme cuando no le venga en gana. Ninguna amistad verdadera sin libertad absoluta.
En París la semana que viene, después en Palaiseau, y después en Nohant. […]