107. FLAUBERT A SAND
[Croisset, 7 de octubre de 1871]
Sábado
Querida maestra,
Recibí ayer su texto, y le respondería por extenso, si no estuviera en medio de los preparativos para mi partida a París. Voy a intentar acabar con Aïssé.
Buena parte de su artículo me ha hecho soltar unas lágrimas. ¡Sin convertirme, que quede claro! Me emocioné, eso es todo, pero no me convenció.
Busco en usted una palabra que no encuentro por ninguna parte: Justicia. ¡Y todo nuestro mal viene de olvidar absolutamente esa noción primordial de la moral! Y que para mí comporta toda la moral.
La gracia, el humanitarismo, el sentimiento, el ideal, nos han jugado ya bastantes malas pasadas como para que empecemos a intentarlo con el Derecho y la Ciencia. Si Francia no se decanta pronto por el estado crítico, la creo irrevocablemente perdida. La instrucción gratuita y obligatoria no hará nada (más que aumentar el número de imbéciles). Renan lo ha dicho de manera soberbia en el prólogo de sus Cuestiones contemporáneas. Lo que nos hace falta sobre todo es una aristocracia natural, es decir, legítima. No se puede hacer nada sin cabeza. Y el sufragio universal, tal como existe, es más estúpido que el derecho divino. ¡Verá usted cosas buenas si la dejan vivir! La masa, el número, es siempre idiota. No tengo muchas convicciones. Pero ésta es fuerte. No obstante, hay que respetar a la masa, por inepta que sea, porque contiene los gérmenes de una fecundidad incalculable. Dele la libertad, pero no el poder.
Yo no creo más que usted en las distinciones de clases. Las castas son cosa de la arqueología. Pero creo que los Pobres odian a los Ricos, y que los ricos tienen miedo de los pobres. Eso será eterno. Predicar el amor de unos hacia los otros es inútil. Lo más urgente es instruir a los Ricos, que en suma son los más fuertes. ¡Ilustren al burgués para empezar! Porque no sabe nada, absolutamente nada. Todo el sueño de la democracia consiste en elevar al proletario al nivel de idiotez del burgués. ¡El sueño se ha cumplido en parte! Lee los mismos periódicos y tiene las mismas pasiones.
Los tres grados de la instrucción han demostrado su eficiencia desde hace un año. 1.º la instrucción superior ha permitido a Prusia vencer; 2.º la instrucción secundaria, burguesa, ha producido los hombres del 4 de septiembre; 3.º la instrucción primaria nos ha dado la Comuna. Su ministro de Instrucción primaria fue el gran Vallès, que se jactaba de despreciar a Homero.
En tres años, todos los Franceses podrían saber leer. ¿Cree usted que eso nos haría más avanzados? Imagine, por el contrario, que en cada población, hubiera un burgués, uno solo, que hubiera leído a Bastiat, y que ese burgués fuera respetado, ¡las cosas cambiarían!
¡Hoy me entero de que la masa de los parisinos echa de menos a Badinguet! Un plebiscito se pronunciaría a favor de él, no tengo duda. ¡Qué gran invento es el sufragio universal!
No obstante, no estoy desanimado como usted y el gobierno actual me gusta, porque no tiene ningún principio, ninguna metafísica, ninguna farsa.
Me explico mal. Usted merece otra respuesta. Pero tengo prisa, lo cual no me impide mandarle un abrazo muy fuerte.
Su viejo trovador
¡No tan trovador, sin embargo! ¡Porque la silueta del amigo que se entrevé en su artículo, es la de un tipejo poco amable y de un completo HHegoísta!