2. FLAUBERT A SAND
[Croisset, 22 de septiembre de 1866]
Sábado por la tarde
¡Yo “un ser misterioso”! ¡Querida maestra, por favor…! Yo me encuentro, muy al contrario, de una simpleza repugnante, y me disgusta a menudo el burgués que llevo bajo la piel. Sainte-Beuve, entre nosotros, no me conoce en absoluto diga lo que diga.
Le juro incluso (por la sonrisa de su nieta) que conozco pocos hombres menos “viciosos” que yo. He soñado mucho y ejecutado muy poco. Lo que choca a los observadores superficiales es el desacuerdo que hay entre mis sentimientos y mis ideas. Si usted quiere mi confesión, se la haré completa.
El sentido del ridículo me ha retenido en lo alto de la pendiente de los desórdenes. Sostengo que el cinismo linda con la castidad. Podremos hablar más sobre todo ello (si el corazón así se lo dicta a usted) la próxima vez que nos veamos.
He aquí el programa que le propongo. Mi casa va a estar abarrotada e incómoda durante un mes. Pero hacia finales de octubre, o principios de noviembre (después de la obra de Bouilhet),[7] nada le impedirá, espero, reencontrarnos aquí, no un día como usted dice, sino una semana, ¡al menos! Tendrá usted su habitación “con un velador y todo lo necesario para escribir”. ¿Quedamos así? Sólo seremos tres, incluida mi madre.
En cuanto a la féerie, gracias por sus amables ofertas. Le tendré dispuesta la cosa (hecha en colaboración con Bouilhet). Pero la considero un tanto flojucha y estoy dividido entre el deseo de ganar algunas piastras y la vergüenza de exhibir una nadería.
Me parece un poco severa con la Bretaña. No con los bretones, los cuales me parecen animales hirsutos, cerdos poco amables. En cuanto a la arqueología céltica, publiqué en L’Artiste, en 1858, una broma bastante buena sobre las piedras oscilantes. Pero no tengo el número y no recuerdo ni siquiera el mes.
He leído, de una tirada, los diez volúmenes de la Histoire de ma vie, de la cual conocía más o menos dos tercios, si bien por fragmentos. Lo que más me ha impresionado es la vida en el convento. Tengo sobre ello un buen número de observaciones que hacerle que ya me irán viniendo.
Vaya lluvia, ¿no? ¿Estará usted mucho tiempo en Nohant?
Se hará según el deseo de usted. El mío es volverla a ver. Hasta pronto, pues. Le beso a usted las dos manos, tiernamente, y soy
suyo
Mi madre y yo hablamos de usted todos los días. Ella estará muy contenta de recibirla.