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El olor a sangre y sudor te revuelve las tripas. Tienes que hacer un esfuerzo para no vomitar ahí mismo. En el exterior, se empiezan a solapar gritos de alerta sobre el sonido del cuerno. Deilos y Dahzor salen de la cabaña en tromba, dejándote frente al enorme Taifos, que te maldice y se abalanza sobre ti con toda su furia, espalda en alto.

Teniendo en cuenta que te dobla en tamaño y que es un Ibtahán de quinto grado como tú, vas a necesitar mucha suerte para salir airoso de este enfrentamiento.