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—Detente —le dices colocando tu kisha en su cuello.
Tu voz ha sonado muy tranquila a pesar de que tengas un sabor pastoso en la boca… con regusto a sangre.
Deilos intenta moverse pero presionas la punta de tu espada contra su cuello, haciéndole un ligero corte que empieza sangrar lentamente. Vuestras miradas se cruzan y puedes ver el pánico reflejado en sus ojos.
—¡Huye niña! —le gritas a la chica.
En ese momento, notas otro aguijonazo, esta vez sobre tu esternón. Bajas la mirada un instante. Merkar te ha clavado otra flecha. Una sombra imponente se acerca. Es Taifos, espada en mano, que te contempla atónito, como si no se pudiera creer lo que está viendo. Detrás de él, Merkar recarga su arco por tercera vez.
Ahora Deilos tiene cogida a la chiquilla por el cuello, que se debate aterrorizada, intentando escapar. Todo se está desvaneciendo a tu alrededor y la oscuridad se cierne rápidamente sobre ti. Lo último que escuchas es la voz de Deilos:
—Voy a divertirme con tu nueva amiga, cretino. Taifos, carga con este imbécil y ocultémonos rápido cerca de ese bosque. Puede que su cuerpo nos sirva todavía…
Te parece escuchar el gruñido de unos lobos a tu espalda, pero estás convencido de que son alucinaciones. Empiezas a tiritar y percibes como se amortiguan los sonidos y las imágenes. Has muerto.
FIN