76
Linar te invita a seguirle. Te colocas detrás de él y empezáis a serpentear por el bosque a través de los árboles sin que exista ningún sendero que os permita orientaros. El mago camina con decisión, dando grandes zancadas que te obligan a trotar para mantener la distancia. Al rato aparecéis en medio de un claro y ascendéis por un cerro coronado por un árbol de tamaño colosal, formado por cuatro troncos que se entrelazan en uno solo. El mago se cuela por una hendidura de la corteza y cuando le sigues descubres que se trata una puerta natural que brinda el acceso a la casa de Linar.
El peculiar personaje te invita a comer y te sirve un generoso vaso de agua fresca que sabe de maravilla. La pitanza que te ofrece te parece muy sabrosa, por lo que la devoras con apetito, notando cómo recuperas las fuerzas hasta el punto de no notar el agarrotamiento que tenías en los brazos como consecuencia de tu encuentro con el corueco.
Linar asciende por el ancho tronco del árbol que ha bautizado como el Gran Viejo, para alcanzar una plataforma natural que se extiende sobre la copa. Desde allí puedes ver cómo indaga en los alrededores, buscando el grupo que le has descrito.
—Ahem. Allí están. No han entrado en el bosque, aunque te puedo llevar hasta los límites de Corocín para que los alcances. Tengo el presentimiento de que no llevan buenas intenciones, por lo que te aconsejo que tengas cuidado. Sería una lástima que no salieras airoso de esta aventura después de haber sobrevivido al ataque de un corueco, aunque ese ejemplar no fuera adulto.