110
El olor se intensifica delante tuyo.
Afianzas tu posición y sujetas tu espada con ambas manos.
Una forma grande y oscura se abre paso entre los árboles; es mucho más grande que un jabalí, incluso más que un oso también. Se planta frente a ti resoplando gravemente. Tiene un amplio tórax abombado y se apoya sobre unos brazos largos; sus piernas son más bien cortas, aunque muy musculosas. Su enorme cabeza está coronada por una cresta de hueso bajo la cual brillan unos pérfidos ojos amarillos.
Has decidido entrar en primera aceleración y pronuncias mentalmente la secuencia de letras y números; al momento notas cómo tus riñones se tensan y un calor intenso se propaga por todo tu cuerpo. El corueco se inclina hacia delante. Tú hincas una rodilla en el suelo y envainas tu espada, manteniendo ambas manos en la empuñadura, preparando tu próximo movimiento. Intentarás realizar un Yagartéi aprovechando tu velocidad para buscar su único punto débil; el abdomen.
Las patas traseras se tensan. El corueco se abalanza sobre ti.
Lanza un
dado. Si sale 1, 2 o 3, pasa a
23.
Si sale 4,
5 o 6, pasa a 173.