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Has dado un amplio rodeo para situarte a su espalda. Se ha recortado en el cielo su figura por un instante. Has podido ver que lleva una especie de capa con capucha y un arco corto colgado a su espalda. Al otro lado y mucho más lejos, distingues a Deilos y los otros, que avanzan agazapados bordeando los cercados de los huertos. No parece que se hayan percatado todavía de tu ausencia.
Avanzas lo más rápido que puedes sin delatar tu presencia y extremando todas las precauciones para no hacer nada de ruido.
Cien metros… Setenta y cinco… Cincuenta… Sonríes al pensar que podrás presumir de haber sido el más astuto de esta cacería secreta. Veinte… Diez… Cinco… Tres… Dos…
Te dispones a saltar sobre él.