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Escuchas a Deilos explicarle lo ocurrido.
—… vaya, jamás lo hubiera pensado de él —contesta Turpa—. Un Ainari tan prometedor y resulta que tampoco tiene lo que hay que tener. Debimos haberle despachado junto con el inútil Zarenyo de Ritión cuando simulamos la emboscada al campamento. Si los campesinos no han acabado con él y tiene la osadía de regresar aquí, lamentará no haber muerto. ¿Algún testigo?
Escuchas la voz de Deilos, después de un leve carraspeo:
—Ninguno, Maese Turpa. Los matamos a todos. Seguro que tomaran nota en la aldea y ya no se retrasarán más a la hora de pagar los impuestos.
Te alejas de la tienda consternado a la par que rabioso. Tríane te coge de la mano mientras te habla, y te dejas llevar a las afueras del campamento, donde la viste por primera vez.
—No te queda otra alternativa que convertirte en fugitivo. Se avecinan tiempos revueltos y tendrás que ser mucho más prudente si quieres sobrevivir. Y si deseas seguir conociendo los secretos del Tahedo, ten paciencia y busca a un guerrero llamado Kratos May.
Notas cómo sus dedos sueltan tu mano y te rozan la punta de los dedos. Quieres mirarla a los ojos una vez más… pero ya no está.
Miras a tu alrededor. Decides que vas a ocultarte un tiempo en Ritión. Zarenyo te contó que habían lugares fantásticos allí.
FIN