34
Temes no poder adelantar a Deilos y los suyos, por lo que seguramente Dahzor se percatará de tu ausencia en el refugio y despertarás sospechas en el grupo a raíz de lo ocurrido.
Inicias la marcha bordeando el bosque de Corocín y empiezas a subir por la quebrada que lleva al campamento, sabiendo que el grupo te precede. En un oscuro recodo del camino, notas una extraña presencia en las sombras. Te pones a la defensiva ante cualquier peligro inminente, temiendo incluso ser sorprendido por Deilos y su pandilla, cuando se avanza una esbelta figura de pelo oscuro y ojos rasgados.
Es Tríane, acompañada de un extraño caballo.
—No me has defraudado y por este motivo te voy a prestar excepcionalmente la ayuda que necesitas. Riamar accede a llevarte hasta tu campamento por un atajo, para que nadie descubra lo que has hecho. Será nuestro secreto.
Ignoras como ha conseguido persuadirte, pero al poco rato estás subido en el lomo de ese extraño y hermoso caballo blanco de remos largos y cabeza orgullosa que emite un suave gorjeo cuando Tríane le susurra unas palabras acariciándole el cuello. El extraño animal franquea los obstáculos con una velocidad y agilidad sorprendentes.
En apenas unos minutos, tu peculiar montura se detiene en lo alto de una loma. Tu mirada se posa abajo y vislumbras el campamento. Desmontas con cuidado y te despides del bello animal, sin poder recordar su nombre.
Te internas en el campamento con sigilo. No hay indicios de que Deilos y los suyos hayan regresado todavía.