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Recitas velozmente la secuencia de letras y números que te permitirán conseguir la primera aceleración, con la esperanza de que esa velocidad suplementaria te brinde alguna ventaja sobre la colosal bestia que se dispone a atacarte.
Tus riñones se tensan y notas como tu cuerpo se calienta rápidamente, a causa del apresurado bombeo de toda tu sangre.
Es la primera vez que afrontas un corueco y por lo que tú sabes, nadie ha sobrevivido para contarlo. Esperas que la suerte esté de tu parte; sabes que la vas a necesitar.
El enfrentamiento es inminente.
Lanza un
dado. Si sale 1, 2 o 3, pasa a
54.
Si sale 4,
5 o 6, pasa a 183.