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Desplazándote con el mayor sigilo, accedes hasta la loma donde se encuentra el grupo. Observas a Bhratar y Tauldos pasándose un bota de vino para apurar su contenido. Merkar está increpando a Dahzor para que no hable tan fuerte… da la sensación de que ha bebido un poco más de la cuenta.
Te sigues acercando con cuidado, infiltrándote en la alameda y manteniéndote oculto. Desde tu posición divisas a Deilos, que reclama la atención de todo el grupo con un gesto teatral. Oyes perfectamente sus palabras:
—A partir de ahora, silencio absoluto. No queremos que nuestra presa nos descubra antes de tiempo.
Puedes ver y escuchar a Bhratar y Tauldos sofocar la risa cubriéndose la boca con ambas manos. Taifos pide permiso para orinar antes de entrar en acción y se adentra en el bosquecillo. Todo te resulta muy extraño.
Te agachas para controlar los movimientos del grupo y atisbas a Taifos aliviarse de pie, algo más lejos, junto a un árbol.
Desde tu posición puedes observar cómo la loma desciende luego suavemente hacia una vega sembrada con huertos. Un pequeño sendero rodea los cercados. Al otro extremo, la ladera vuelve a ascender y el horizonte queda recortado por un denso bosque que parece tan impenetrable como los muros de un castillo.
Si vigilas
al grupo, pasa a 156.
Si te
mantienes oculto en el bosquecillo, pasa a 37.