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Intimidado por la misteriosa presencia en plena noche y teniendo en cuenta la reciente emboscada que habéis sufrido, crees que «FRENO» es la mejor alternativa ante semejante aparición.
Te muestras por lo tanto precavido al avanzar; y mientras le preguntas su nombre, echas mano a la empuñadura de tu espada y la desenvainas lentamente, apuntando con la kisha a la extraña joven que te has encontrado en medio de la noche. Con voz clara y grave, la muchacha contesta.
—Tríane.
Apenas has desviado la mirada una milésima de segundo para mirar dónde pisas… Y ya no está. No has escuchado ningún sonido que te permita saber adónde ha ido, si ha huido o simplemente ha desaparecido tan misteriosamente como te la encontraste hace un instante.
Reanudas tu ronda rodeado por un opresivo silencio, poniendo todavía más atención y con la molesta sensación de que te están observando fijamente.