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—Es una identificación que indica mi graduación…
—¿Tú también eres un guerrero de Uhdanfiún como ellos, verdad?
No crees que valga la pena contestar.
—No es la primera vez que veo un brazalete como éste… El que lo llevaba me salvó… cuando me iba a violar un grupo como ése.
Señala a Deilos y los suyos que veis marchar a lo lejos, corriendo hacia el desfiladero.
—Y al igual que tú, también iba con ellos.
Turbado por su historia, la contemplas en silencio.
Se acerca lentamente, muy cerca. Su aliento calienta tus mejillas. A pesar de su mirada dura y fría, ves cómo unas lágrimas brotan de sus ojos.
—Dale recuerdos de mi parte cuando lo veas. —Te besa en los labios suavemente—. Se llama Derguín.
Se separa de ti lentamente, dejando resbalar sus manos por tus mejillas. En las suyas, ves cómo resbalan las lágrimas. Se oculta el rostro con la capucha, da media vuelta y se aleja de ti.
Cuando la diminuta figura se pierde entre los cerros, te pones en marcha para llegar cuanto antes al campamento, pensando en lo que te ha dicho.
Te acuerdas muy bien de ese tal Derguín. Él y su amigo Mikhon Tiq fueron severamente castigados y luego expulsados de la academia, hace un año aproximadamente, por enfrentarse a sus propios compañeros. Sonríes al pensar que acabas de hacer algo parecido, mientras apuras el paso.