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—Apuesto que la aburrida guardia que acabas de hacer te habrá desvelado. Si te apetece hacer algo más emocionante ahora, te invitamos a que te unas a la banda para participar en… la cacería secreta.

Deilos te habla entre susurros pero ha recalcado con énfasis sus tres últimas palabras. Te guiña el ojo con complicidad, sabiendo que también habrás escuchado rumores sobre la cacería secreta. A su lado está Merkar, otro de sus «admiradores», con el arco en la mano y la aljaba asomando por detrás de su espalda. Lleva las flechas envueltas en trapos, para evitar que hagan ruido al chocar entre sí.

—¿Qué, te animas? —pregunta Merkar, impaciente—. Dahzor ya se está equipando y nos ha pedido que te esperemos para que te puedas apuntar con nosotros.

Bhratar y Tauldos, el resto de la comitiva de Deilos, están más apartados, pasándose un odre que contiene vino, sofocando risas entre trago y trago.