187
Te giras velozmente para huir. A tu espalda resuena la voz de Turpa gritando: «¡Acabad con él!».
Apenas haz dado dos zancadas cuando sientes que algo te golpea secamente, proyectándote hacia delante; es el impacto de la flecha lanzada por Merkar. Y se acaba de clavar por debajo de tu omoplato.
Quieres seguir corriendo pero las piernas te flaquean y un dolor intenso lacera tus vísceras. Trastabillas y caes de rodillas. Alzas la mirada con dificultad y distingues a lo lejos una diminuta figura que sostiene un arco; te percatas que está sollozando. Levantas tu brazo hacia ella y le imploras:
—¡Huye insensata!
La cruel voz de Deilos resuena en tus oídos cuando le escuchas acercarse. Por el rabillo del ojo, puedes escuchar su voz y adivinar la sombra de su espada que se abate sobre tu cuello, sin contemplación.
—Todo ha terminado para ti, fantoche.
FIN