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Los ojos de Deilos empequeñecen en un segundo, reflejando un intenso odio. Detrás de él, escuchas murmurar a Merkar refunfuñar: «Ya estamos otra vez».
Inspiras lentamente sin dejar de mirar a todos los componentes del grupo. Únicamente Dahzor parece algo confuso. Mentalmente, recitas la serie de letras y números que te permitirán entrar en Protahitéi, la primera aceleración.
Deilos también hace el ademán de empuñar la espada; en ese momento resuena a tu espalda el potente sonido de un cuerno que retumba en toda la aldea debido al eco.
Tu cuerpo reacciona rápidamente: tu temperatura aumenta de inmediato mientras los riñones se te ponen rígidos… y todo parece haberse ralentizado a tu alrededor.
La chiquilla corre ladera arriba intentando huir hacia el bosque.
Contemplas el movimiento de la hoja de la espada de Deilos cuando sale de la vaina, como si sucediera al ralentí. Ejecutas un Yagartéi intimidatorio que lo obliga a dar un paso atrás que lo desequilibra lo justo para que puedas atizarle una patada frontal en todo el pecho que lo levanta del suelo y lo envía sobre Taifos, al que también derriba el impacto de su compañero.
Afrontas al resto de grupo, que parecen torpes y adormilados, a causa de tu aceleración. Propinas un codazo en toda la cara a Bhratar que gruñe y cae al suelo mientras se sujeta la nariz que le acabas de romper. Desarmas a Dhazor y lo empujas contra Tauldos. Merkar se había quedado atrás y se dispone a tensar su arco cargado desde la cintura. Está apuntando a la muchacha.
Si decides
cubrir a la chica, pasa a
11.
Si intentas
detener a Merkar, pasa a
80.