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—Ya estamos todos —masculla Deilos al verlo—. Sigamos.
Deilos encabeza la marcha, ahora con mucho más sigilo, progresando con la tensión de un cazador que se dispone a cobrar su presa. Tú prefieres dejar pasar a todos para cerrar la marcha y cubrir la retaguardia.
Empezáis a avanzar pisando la hierba de los bordes de un sendero que rodea los primeros cercados de la pradera sin hacer ruido, como los gatos callejeros del distrito Feryí, en Koras. Son habilidades que habéis desarrollado en Uhdanfiún y gracias a ellas parecéis fantasmas avanzando en un fúnebre cortejo.
Captas una presencia a tu espalda que te observa y te giras instintivamente, parándote por un instante. ¿Tríane? No consigues avistar nada. Cuando reanudas la marcha, ves que el grupo está a unos veinte metros ante ti y te dispones a acortar esa distancia, pero de pronto algo llama tu atención.