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Tu corazón se ha acelerado desde que estás acechando al misterioso personaje. Consideras que este incidente es tu «cacería secreta» personal y de momento está resultando mucho más apasionante que seguir a Deilos y los suyos. Para garantizar una correcta aproximación, no has dudado en rodear holgadamente a tu objetivo, asegurándote de que no pueda descubrirte. Ahora avanzas por la misma ladera que él, reptando desde una situación algo más elevada sobre la pendiente, de manera que casi puedes tener en el mismo punto de mira a tu presa y al grupo que percibes a lo lejos y en segundo plano. Desde esta ventajosa posición has podido apreciar mucho mejor el aspecto del pequeño individuo misterioso que está espiando a la banda de Deilos.
Aunque sólo lo has podido ver un instante de espalda, incorporándose para estudiar los movimientos del grupo, has conseguido descubrir que además de ser pequeño va armado, aunque de momento sólo has visto el arco corto y la aljaba que lleva a la espalda. El resto del cuerpo está disimulado debajo de una capa con capucha que recubre su cabeza, pero no te ha parecido que tenga una complexión fuerte, sino más bien todo lo contrario.
Está realmente atraído por el grupo de Deilos, que sigue avanzando y bordeando los cercados de los huertos. Crees que será una presa fácil, pero no quieres arriesgarte a que os descubran los que están más abajo. Tendrás que actuar con decisión, velocidad y acierto para no ser descubierto. Un ejercicio que habéis practicado a menudo en la academia, pero que todavía no has puesto en practica sobre el terreno.
Intentas avanzar al mismo tiempo que él, cubriendo más distancia para acercarte progresivamente sin hacer ruido. Has reducido la distancia en menos de cien metros. Ahora recortas de nuevo la distancia en la mitad. Estás cada vez más cerca. Te has agazapado como un gato que se dispone a cazar al ratón despistado, y vas a saltar ya.