Cientos de civiles, soldados y periodistas desfilaron para ver el cadáver del Che. Las monjas del hospital de Vallegrande dijeron que se parecía a Jesucristo y las lugareñas le cortaron mechones de pelo para que las protegiera. Hasta el día de hoy los conservan como amuletos de la suerte y rezan por el alma del Che el Día de los Fieles Difuntos.