I
En su análisis posterior del desastre del Congo, el Che reconoció que uno de sus errores más graves fue el «chantaje de cuerpo presente» al presentarse sin anuncio previo a los rebeldes congoleños. Eso había provocado encono y suspicacias en la dirigencia rebelde, según escribió en Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo, y era uno de los errores cuyas lecciones se comprometía a aprovechar. Pero cuando voló a Bolivia a principios de noviembre de 1966, repitió precisamente el «chantaje» del Congo: nuevamente apareció en tierra extranjera sin ser invitado, convencido de que la dirección comunista boliviana no retrocedería ante la guerra de guerrillas inminente una vez que le presentara el hecho consumado de su presencia. Esta vez, el error resultaría fatal.[*]
Las cosas empezaron bastante bien. El 3 de noviembre, cuando el Che —mejor dicho, Adolfo Mena González, un maduro empresario uruguayo enviado a recoger información económica por la Organización de Estados Americanos— llegó a La Paz, lo aguardaban sus colaboradores más íntimos: Papi, Pombo, Tuma y Renán. Ocupó una suite en el tercer piso del cómodo Hotel Copacabana sobre el elegante y arbolado bulevar Prado, en el centro de la ciudad, con vista al Illimani, el cerro que tanto le gustaba, con su corona de nieve.
Se fotografió a sí mismo en el espejo del armario. Sentado en la cama del hotel, el hombrecito regordete de cabeza calva devuelve una mirada intensa e inescrutable.
El interludio reflexivo fue breve, porque el Che no estaba de ánimo para perder el tiempo. Dos días después, bajó de la diáfana frescura del altiplano al polvo y el calor del chaco en la estación seca. Con Pombo, Tuma, Papi, Pacho y el boliviano Loro Vázquez Viaña inició un viaje de tres días a Ñancahuazú.
En una parada para almorzar, el Che reveló su identidad a Loro, pero le pidió que no revelara su presencia al partido hasta que tuviera tiempo de hablar con Monje. Según Pombo: «Le dijo a Loro que su decisión de venir a Bolivia era porque el país presentaba las mejores condiciones para una base guerrillera en el continente». Luego agregó: «Vine para quedarme y la única manera que saldré de aquí será muerto o disparando mientras cruzo la frontera».