—Espero con ansia oír lo que me vas a contar —anunció Jordi.

Abrió la servilleta de una sacudida y la colocó sobre su regazo.

—Es diferente y acojonante, y necesito tus sabios consejos para sobrevivir —dije.

Le conté todo; desde mis problemas en el restaurante hasta la verdad sobre Russ. Él lo conocía, pero no sabía con exactitud a qué se dedicaba. Cuando acabé, los ojos claros de Jordi me observaban con perplejidad.

—Jordi, si estás pensando en bromas, por favor, déjalo —dije presintiendo cuál iba a ser su reacción—. No estoy como para reírme.

—Tengo la imaginación demasiado pobre —dijo antes de inclinarse hacia mí—. Déjame hacerte una sola pregunta. ¿Cómo te has metido en este embrollo?

—Voluntariamente.

Repetí la respuesta que le había dado a María a esa misma pregunta.

Jordi siguió observándome con una sonrisa, pero poco a poco su semblante se tornó serio. Antes de intervenir, se humedeció los labios.

—Ana, aquí van mis consejos. —Fue directo al grano—. Cambia de chef si tienes problemas, pero contacta de una vez con John Mayor, se dedican a la compraventa de negocios. Te daré el nombre de la persona de contacto para que organices el traspaso de este local. Tienes que hacer esto primero para que te quede tiempo libre para ayudar a Russ. Me parece fantástico que hayas cortado el flujo de dinero que venía de él. Aunque no creo que en España vaya a tener problemas, mejor que no haya más transferencias suyas a tu favor. Es más, para evitar cualquier sospecha, te haré de inmediato una declaración de impuestos con fecha retroactiva sobre las donaciones que has recibido hasta ahora. Supongo que tendrás que pagar alrededor de un 15%. Veré si se te aplica alguna deducción. Pero mejor esto que correr el riesgo. Lo que ocurre es que, sin dinero, entrarás en pérdidas y eso bajará la tasación del negocio.

—He hablado con el banco. Creo que me autorizarán una línea de crédito si les muestro buenos resultados de explotación del primer mes y lo avalo personalmente. Ahí es donde te necesito para que pongas en práctica tu creatividad.

Jordi sonrió con falsa modestia.

—Me encanta que abuses de mí de esta manera —dijo.

—Bien, entonces seguiré —Sonreí—. Necesito también que me hagas una proyección de la cuenta de explotación para un año. Ya la tengo hecha, pero una opinión objetiva me ayudará mucho en la negociación para el traspaso.

—Vale, lo haré.

—Gracias. Y por último… —dije juntando las palmas de las manos en señal de rezo—. Por favor, no me cobres. No te podré pagar con dinero. Te pagaré con comidas, trae también a Tatiana si quieres.

Jordi estalló en carcajadas.