Mousse, exquisitez garantizada
La mousse no tiene por qué ser necesariamente dulce, pues puede elaborarse con distintos tipos de productos, como ahora verás, que harían de ella un primer plato.
Como norma general, cuando se prepara un producto que va a ser consumido como postre o como alimento dulce que sirva de tentempié, sus ingredientes son los mismos: huevo, azúcar y leche o crema de leche en algunos casos.
Para empezar, hay que separar las yemas de las claras de huevo y montar éstas a punto de nieve (para recordar cómo se lleva a cabo esta técnica, puedes repasar el capítulo 2), que realmente es la técnica de la bavaresa. Esto es lo que le da un aspecto esponjoso y ligero a la mousse. Aunque también se puede utilizar alguna crema espumosa para lograr este efecto.
Por otra parte, se preparan las yemas de huevo, el azúcar y el ingrediente principal previamente triturado y la crema de leche. Una vez mezclado, se le añade con cuidado las claras a punto de nieve hasta lograr una masa uniforme que debemos poner en el refrigerador de inmediato.
Como te he dicho un poco más arriba, las mousses no son necesariamente productos dulces. Lo verás rápido si sustituyes el azúcar por sal y el ingrediente principal, que suele ser chocolate, frutas o yogur, por esencias de pescado o algún tipo de verdura triturada. El resultado será un ligero primer plato.
Este tipo de elaboración incorpora huevo que no ha sido cocido o completamente cocido, por lo que debe ser consumido cuanto antes, mantenerse en la nevera y no conservarlo durante mucho tiempo.
Si quieres saber ya más sobre la mousse, pasa al capítulo 17, en el que te explico cosas que te ayudarán a preparar las recetas que encontrarás en el capítulo 18.