Flan, el postre más popular
El flan es otro de los productos que ocupa un lugar de honor en repostería por su sabor, textura y cualidades nutritivas, y un elemento imprescindible en la dieta a cualquier edad. En este caso, y a diferencia de las cremas de repostería, se prepara a temperatura má alta a fin de que los ingredientes, principalmente el huevo, se cuajen y den lugar a un producto algo más consistente que adquiere la forma del molde en el que se hornea; no obstante, la textura y el cuerpo son muy agradables al consumirlos
Los ingredientes son los mismos que los de unas natillas:
Yemas de
huevo.
Leche.
Azúcar.
Lo habitual es que la leche vaya aromatizada, normalmente con vainilla o con un poco de piel de limón para darle más sabor al resultado final. Aunque también existen multitud de variantes que incorporan todo tipo de aromas, especias, frutos secos o quesos como forma de darle un toque diferente a una receta que, conforme pasa el tiempo, no deja de reinventarse.
Tradicionalmente se elaboraba al baño María, poniendo una capa de caramelo en la flanera para que al desmoldarlo se esparciera por todo el producto (también para facilitar ese desmoldado y evitar que se pegara). Con un proceso muy similar, también lo podemos hacer en el horno o incluso en el microondas, ya que la mezcla debe cuajar y no es necesario un control tan férreo de la temperatura como en el caso de las cremas.
Si piensas que he hablado poco del flan, no te preocupes, que en el capítulo 17 encontrarás más información, por no hablar de las recetas del capítulo 18. Ya veo que se te van los ojos hacia allá...