El secreto está en el relleno
Independientemente de cuál sea la crema o el producto con que quieres rellenar una tarta o pastel, lo importante son las proporciones y la técnica utilizada.
Cuando el relleno va entre dos capas, por lo general debe
tener unos 6 mm de grosor. La técnica para extenderlo es
sencilla: se deposita una cantidad de relleno sobre la base y se
extiende con una espátula larga (sobre este y otros utensilios
puedes volver a consultar el capítulo 1), sin levantarla en ningún
momento, hacia adelante o hacia atrás.
Cubierta la primera capa, introduce la base durante unos 5 minutos en el congelador (o 20 minutos en el frigorífico), para que la cobertura se solidifique, antes de continuar con las siguientes capas. Éste te permitirá que el relleno quede completamente nivelado, ya que podrás cambiar la posición de la siguiente capa de masa y cobertura si al colocarla no consigues centrarla a la primera.
Es importante que durante este proceso no levantes la
espátula, de lo contrario puede suceder que una capa superficial de
la masa o bizcocho se desprenda al pegarse al relleno. Una vez
extendida, coloca la espátula en el centro y, con un giro de
muñeca, traza un círculo completo para dejar completamente lisa la
superficie.