IX

Mere calculó que viajaron durante unas cuantas horas hasta que, todavía de noche, se adentraron en los alrededores de la ciudad, aun silenciosa y dormida. Habían calculado a la perfección el horario para evitar testigos no deseados, pero ello perjudicaba la vigilancia del carromato, al impedir que el coche que lo seguía se acercara lo suficiente sin que su presencia destacara demasiado.

Sabía que estaban ahí, que John por nada del mundo la perdería de vista, pero hubiera deseado verles en la distancia, escucharles. De otra forma se sentía asustada y desamparada.

No conocía la zona por la que transitaba el coche. Seguramente avanzaban por las afueras. Siguieron camino otro buen rato, doblando esquinas y orillando el Támesis, por el desagradable olor que a ráfagas les envolvía, hasta que se detuvieron en la parte trasera de un viejo edificio de tres plantas con aspecto ruinoso. El carromato accedió con dificultad a un pequeño jardín trasero en el que aguardaban tres fornidos hombres. En su pecho aumento el bombear del corazón.

¡Bajad! la voz tenía un acento tan cerrado que costaba comprender lo que decía de ahora en adelante nos encargamos nosotros estas palabras le erizaron el vello del cuerpo. Si necesitamos ayuda, os avisaremos.

Antes debo recoger un hatillo que he dejado detrás esa voz sí era inconfundible. Transcurrieron unos segundos hasta que apareció el rostro amigo. Con un dedo posado sobre sus labios, se le aproximó y recolocó con rapidez la mordaza en su lugar, recogió un bulto posado a los pies de uno de los muchachos y con su mano apretó el hombro de Mere.

Solo pudo asentir, agradeciendo con ese gesto lo mucho que ese hombre había arriesgado por ella, y lo observó partir. Ahora dependía de sí misma.

Junto con otro de los chicos estaba situada cerca de la parte trasera por lo que fue de las primeras en bajar, cayendo casi al suelo tras ser empujada sin miramientos, con las manos atadas a la espalda.

Los colocaron en fila, a los trece, de forma aleatoria, sin orden definido y rodeados por los hombres, esperando ansiosos y descompuestos.

Uno de estos no tardó en dirigirse a ellos.

Tres reglas para vosotros: obedecer, callar y no molestar. Si hacéis lo que se os dice saldréis de esta con vida. En caso contrario, no querréis saberlo la risa cruel que surgió de esos finos labios revolvió el estómago de Mere. Los recogidos en el hospicio, a un lado con la gruesa mano indicó su derecha el resto a mi izquierda.

Se dividieron de inmediato. Siete, incluida ella, a la izquierda. Seis a la derecha.

Mere escuchó nuevas pisadas que se acercaban. Más hombres. Esto se complicaba.

A empellones los metieron en la casona, obligándoles a descender unas roídas escaleras. La humedad se colaba entre sus ropas, humedecía su piel y convertía en una pista de hielo el rocoso suelo por el que les obligaban a andar.

Algo no iba bien, tardaban demasiado y por mucho que anduvieran por el piso inferior de una casa era imposible recorrer tanta distancia. Apenas se veía por dónde pisaban al disponer únicamente para alumbrarse de las antorchas que sujetaban sus vigilantes ¿Qué demonios estaba ocurriendo? ¡Los trasladaban!

¡Dios santo, utilizaban túneles excavados bajo la casa!

La tensión le aceleró el pulso. John, sus hermanos y los demás vigilaban la casa, no los alrededores y desconocían que dispusieran de una forma tan sencilla y efectiva de hacer desaparecer a los chicos sin rastro. No estaban preparados.

No se había fijado demasiado en los alrededores, pero tenía la corazonada de que saldrían a través de otra casa igualmente abandonada.

¡Dios! Debieron presentir que no sería tan fácil localizar el lugar donde retenían a los muchachos o ya lo hubiera logrado el grupo de Rob. Siguió caminando mientras en su mente comenzaba a idear cualquier plausible plan para escapar. Y si podía conseguir que alguno de los muchachos lo lograra también, por todos los infiernos que lo intentaría.

La frialdad del puñal oculto en su bota le apaciguó un poco.

Amor entre acertijos
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
sec_0071.xhtml
sec_0072.xhtml
sec_0073.xhtml
sec_0074.xhtml
sec_0075.xhtml
sec_0076.xhtml
sec_0077.xhtml
sec_0078.xhtml
sec_0079.xhtml
sec_0080.xhtml
sec_0081.xhtml
sec_0082.xhtml
sec_0083.xhtml
sec_0084.xhtml
sec_0085.xhtml
sec_0086.xhtml
sec_0087.xhtml
sec_0088.xhtml
sec_0089.xhtml
sec_0090.xhtml
sec_0091.xhtml
sec_0092.xhtml
sec_0093.xhtml
sec_0094.xhtml
sec_0095.xhtml
sec_0096.xhtml
sec_0097.xhtml
sec_0098.xhtml
sec_0099.xhtml
sec_0100.xhtml
sec_0101.xhtml
sec_0102.xhtml
sec_0103.xhtml
sec_0104.xhtml
sec_0105.xhtml
sec_0106.xhtml
sec_0107.xhtml
sec_0108.xhtml
sec_0109.xhtml
sec_0110.xhtml
sec_0111.xhtml
sec_0112.xhtml
sec_0113.xhtml
sec_0114.xhtml
sec_0115.xhtml
sec_0116.xhtml
sec_0117.xhtml
sec_0118.xhtml
sec_0119.xhtml
sec_0120.xhtml
sec_0121.xhtml
sec_0122.xhtml
sec_0123.xhtml
sec_0124.xhtml
sec_0125.xhtml
sec_0126.xhtml
sec_0127.xhtml
sec_0128.xhtml
sec_0129.xhtml
sec_0130.xhtml
sec_0131.xhtml
sec_0132.xhtml
sec_0133.xhtml
sec_0134.xhtml
sec_0135.xhtml
sec_0136.xhtml
sec_0137.xhtml
sec_0138.xhtml
sec_0139.xhtml
sec_0140.xhtml
sec_0141.xhtml
sec_0142.xhtml
sec_0143.xhtml
sec_0144.xhtml
sec_0145.xhtml
sec_0146.xhtml
sec_0147.xhtml
sec_0148.xhtml
sec_0149.xhtml
sec_0150.xhtml
sec_0151.xhtml
sec_0152.xhtml
sec_0153.xhtml
sec_0154.xhtml
sec_0155.xhtml
sec_0156.xhtml
sec_0157.xhtml
sec_0158.xhtml
sec_0159.xhtml
sec_0160.xhtml
sec_0161.xhtml
sec_0162.xhtml
sec_0163.xhtml
sec_0164.xhtml
sec_0165.xhtml
sec_0166.xhtml
sec_0167.xhtml
sec_0168.xhtml
sec_0169.xhtml
sec_0170.xhtml
sec_0171.xhtml
sec_0172.xhtml
sec_0173.xhtml
sec_0174.xhtml
sec_0175.xhtml
sec_0176.xhtml
sec_0177.xhtml
sec_0178.xhtml
sec_0179.xhtml
sec_0180.xhtml
sec_0181.xhtml
sec_0182.xhtml
sec_0183.xhtml
sec_0184.xhtml
sec_0185.xhtml
sec_0186.xhtml
sec_0187.xhtml
sec_0188.xhtml
sec_0189.xhtml
sec_0190.xhtml
sec_0191.xhtml
sec_0192.xhtml
sec_0193.xhtml
sec_0194.xhtml
sec_0195.xhtml
sec_0196.xhtml
sec_0197.xhtml
sec_0198.xhtml
sec_0199.xhtml
sec_0200.xhtml
sec_0201.xhtml
sec_0202.xhtml
sec_0203.xhtml
sec_0204.xhtml
sec_0205.xhtml
sec_0206.xhtml
sec_0207.xhtml
sec_0208.xhtml
sec_0209.xhtml
sec_0210.xhtml
sec_0211.xhtml
sec_0212.xhtml
sec_0213.xhtml
sec_0214.xhtml
sec_0215.xhtml
sec_0216.xhtml
sec_0217.xhtml
sec_0218.xhtml
sec_0219.xhtml
sec_0220.xhtml
sec_0221.xhtml
sec_0222.xhtml
sec_0223.xhtml
sec_0224.xhtml
sec_0225.xhtml
sec_0226.xhtml
sec_0227.xhtml
sec_0228.xhtml
sec_0229.xhtml