V
No esperaba que la negativa se mezclara con sorna y cierto punto de insulto, ni que le hiciera sentirse de nuevo como un novato con miedo a salir a la calle.
Habían insistido en mantener la desastrosa entrevista. Lo habían visto tan claro los tres hombres que conformaban la unidad ¿Cómo era posible que el hombre que tenía en sus manos sus carreras, se hubiera mofado de ellos a la cara? Estaba tan furioso.
Inspector, ¿qué hacemos?
Rob miró a sus hombres sabiendo que seguirían sus órdenes a rajatabla pese a las trabas impuestas por su superior.
No puedo pediros que me sigáis, podríais perder vuestro trabajo.
Ambos, Wilkes y Evans se giraron el uno hacía el otro, y se decidieron, cruzando una fugaz mirada.
No nos lo pide, jefe y nunca lo hará ¿verdad? Esto, lo que vamos a hacer, lo que debemos hacer, es decisión nuestra.
Gracias, muchachos pero si sale mal, os aseguro que yo habré dado la condenada orden.
No necesitaba decirlo ya que los hombres entendían lo que eso implicaba, que la cabeza de turco de ser preciso alguna, sería la de él, sin arrastrar consigo a otros.
Iba a continuar pero un grito le sobresaltó.
Inspector, ¡inspector Norris! El inspector jefe solicita su presencia de inmediato.
¡Maldita sea! ¿Qué querría ahora el inepto ese?