VI
Ver a su mujer subir por las escaleras arrastrando con suavidad a la abuela había sido una de las cosas más duras que había tenido que permitirse hacer en su vida. Si Norris moría...
En la puerta aparecieron las figuras agotadas de Rob, de Peter y la del doctor Brewer hablando con una quietud engañosa.
Si aguanta las próximas horas, puede que tenga alguna posibilidad, pero le voy a ser muy franco..., es difícil. Comienzo a sospechar que el cuchillo con el que apuñalaron a su padre estaba impregnado de alguna sustancia, quizá veneno. La infección apareció a gran velocidad, incluso tras limpiar a fondo la herida y desinfectarla. Eso no es habitual.
¿Está seguro?
Es la hipótesis más lógica. Al no ser la herida mortal de necesidad, debía haber mejorado tras las curas, pero no ha sido así. Sé que luchamos también contra la avanzada edad del paciente, aunque, en este caso, la fortaleza del señor Norris tendría que haber sido un punto a favor de su curación. Además...
¿Qué?
Desprende un olor muy peculiar, almendrado, sus pupilas están extremadamente dilatadas y la zona externa de la herida presenta una irritación muy peculiar.
¿Cianuro? dijo John.
Eso sospecho, o incluso algo de estricnina o arsénico ya que es sencillo de obtener. Lo siento mucho ratificó el doctor.
¡Dios santo! ¿Me está diciendo que no tiene cura? lanzó Rob y se dejó caer con las manos sobre el rostro en una de las butacas que llenaban el salón. El médico prosiguió.
Es relativamente fácil obtener esas sustancias ya que por regla general se emplean para matar a ratas o moscas e incluso algunas mujeres también las utilizan como producto de belleza a fin de suavizar la piel.
¿Cómo es eso posible, por Dios? ¿No hay controles?
Mínimos. A partir de cierta cantidad el comprador debe firmar en el Libro de venenos de la farmacia. En cantidades inferiores el descontrol es completo.
Resultaría imposible seguir cualquier pista.
Ya ha ocurrido en alguna ocasión y la policía poco o nada pudo hacer ya que sus pesquisas de toparon con un muro infranqueable. Para desgracia del sistema de este país, un asesino lo tiene muy fácil si quiere evitar que le pillen, tanto como comprar pequeñas cantidades de veneno en distintas farmacias, cantidades que no lleguen al peso necesario para que conste una firma sus ojos reflejaban la impotencia que sentía. Lo lamento tanto, caballeros.
Rob alzó la vista y miró directamente al médico, suplicante.
¿Qué se puede hacer?
Por el momento, esperar. Ya hemos hecho todo lo posible, asegurar una buena ventilación, acomodar a su padre e intentar disminuir la fiebre aplicando compresas frías. La lucha contra el veneno le corresponde a él. Es un hombre fuerte, así que no pierda la esperanza, aun no.
Esperaron, no les quedaba otra opción.