I

La mirada que cruzaron los hombres que permanecían ocultos tras la puerta de separación, mostraba a las claras su preocupación. No dudaron. Emplearon la llave que les había entregado Julia y rápidamente accedieron a la sala que se mantenía en penumbra. Las tres figuras que permanecían en pie, congeladas, se volvieron hacia ellos.

Como si hubiera recibido un golpe repentino despertándola de un perezoso sueño Selena Saxton dio unos pasos hacia la puerta que permanecía entornada, mientras obsesivamente comenzaba a repetir y canturrear en un suave murmullo debo irme, debo irme, hasta que Mere la detuvo al posar su mano en el antebrazo, mirándola con recelo. ¿Habría terminado de enloquecer siendo el detonante el obligarla a enfrentarse a su pesadilla?

Lo obvio era que la mujer no estaba en condiciones de salir por sí sola a la calle.

No puede salir en esta condición apretó ligeramente el brazo que permanecía a su alcance Selena, por favor, escúcheme, podemos ayudarla...

Apartó su estilizado brazo con brusquedad y se giró rauda en dirección a Mere. Estaba enfadada, el dolor y la desorientación habían dado paso a algo más fuerte. Fijó esos claros ojos en los castaños y Mere vio reflejado en ellos tristeza, desesperación, humillación y miedo, ¡tanto miedo! Esa mujer había vivido un infierno y quizá para sobrevivir había aprendido a atacar, como forma de autoprotección.

Lanzó una agria risotada.

¿Ayudarme? Nadie pude ayudarme, ¡Nadie! Lo he intentado todo ¿sabe?, huir, tratar de pasar desapercibida, hablar con el duque, y de nada ha servido. Vivo un infierno y no hay salida...

No, Selena, escúcheme de nuevo posó su mano en el tenso brazo intentaremos ayudarla, pero primero debe hablarnos. No entendemos lo que quiere decir, debe explicarse.

Los claros ojos se llenaron de lágrimas acumuladas y no derramadas. Sus palabras reflejaron agotamiento y una completa capitulación. Tembló sin control, pero el aire estaba caldeado.

Para sorpresa de todos los que la contemplaban en semicírculo, alzó los brazos, se apartó los mechones deshechos y caídos por detrás y se desató los primeros botones de la hilera que cerraba el vestido. Separó con un brusco tirón los bordes, desprendiendo los que seguían hasta alcanzar media espalda y se giró, mostrándoles esta al descubierto. ¡Dios...santo! Las cicatrices cubrían su pálida y frágil espalda, cruzándola en todas las direcciones, en toda su extensión. Algunas antiguas, completamente cicatrizadas, otras recientes, aun rojizas, y el resto abiertas e inflamadas. Una carnicería.

A su cerebro le estaba costando asimilar lo que captaba su vista y estaba teniendo dificultad en llegar a comprender la fortaleza necesaria para aguantar con la espalda en carne viva, la fuerza requerida para no gritar de dolor, de ser capaz de moverse, tragarse la rabia y seguir adelante sin mostrar nada, absolutamente nada de lo que sentía, frente a quienes la observaban con envidia, con malicia o malinterpretándola, como le había ocurrido a ella.

Qué cierto era el dicho de que las apariencias engañan. Había estado tan equivocada con esta mujer. Iba a preguntar pese a conocer la respuesta.

¿Fue su marido?

No le salieron las palabras, Selena simplemente asintió.

Mere la asió del brazo y la acompañó hacia la ovalada mesa donde tomaron asiento en las sillas que habían abandonado hacía apenas diez minutos, mientras se dirigía a Julia.

Julia, tendrás que entretener a tu madrastra como buenamente puedas para que no entre en esta habitación. Invéntate lo que se te ocurra, lo que sea, pero necesitamos un rato a solas con esta mujer. Cuando esté la entrada despejada, intentaremos dejar la casa y la llevaremos a la mía. No podemos devolverla al infierno donde ha estado encerrada. No podemos.

Sintió sobre ella la asombrada y esperanzada mirada de una mujer con la que jamás imaginó que llegara a entenderse; paralizada, como si no creyera lo que estaba escuchando, y no le extrañaba lo más mínimo.

Amor entre acertijos
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
sec_0071.xhtml
sec_0072.xhtml
sec_0073.xhtml
sec_0074.xhtml
sec_0075.xhtml
sec_0076.xhtml
sec_0077.xhtml
sec_0078.xhtml
sec_0079.xhtml
sec_0080.xhtml
sec_0081.xhtml
sec_0082.xhtml
sec_0083.xhtml
sec_0084.xhtml
sec_0085.xhtml
sec_0086.xhtml
sec_0087.xhtml
sec_0088.xhtml
sec_0089.xhtml
sec_0090.xhtml
sec_0091.xhtml
sec_0092.xhtml
sec_0093.xhtml
sec_0094.xhtml
sec_0095.xhtml
sec_0096.xhtml
sec_0097.xhtml
sec_0098.xhtml
sec_0099.xhtml
sec_0100.xhtml
sec_0101.xhtml
sec_0102.xhtml
sec_0103.xhtml
sec_0104.xhtml
sec_0105.xhtml
sec_0106.xhtml
sec_0107.xhtml
sec_0108.xhtml
sec_0109.xhtml
sec_0110.xhtml
sec_0111.xhtml
sec_0112.xhtml
sec_0113.xhtml
sec_0114.xhtml
sec_0115.xhtml
sec_0116.xhtml
sec_0117.xhtml
sec_0118.xhtml
sec_0119.xhtml
sec_0120.xhtml
sec_0121.xhtml
sec_0122.xhtml
sec_0123.xhtml
sec_0124.xhtml
sec_0125.xhtml
sec_0126.xhtml
sec_0127.xhtml
sec_0128.xhtml
sec_0129.xhtml
sec_0130.xhtml
sec_0131.xhtml
sec_0132.xhtml
sec_0133.xhtml
sec_0134.xhtml
sec_0135.xhtml
sec_0136.xhtml
sec_0137.xhtml
sec_0138.xhtml
sec_0139.xhtml
sec_0140.xhtml
sec_0141.xhtml
sec_0142.xhtml
sec_0143.xhtml
sec_0144.xhtml
sec_0145.xhtml
sec_0146.xhtml
sec_0147.xhtml
sec_0148.xhtml
sec_0149.xhtml
sec_0150.xhtml
sec_0151.xhtml
sec_0152.xhtml
sec_0153.xhtml
sec_0154.xhtml
sec_0155.xhtml
sec_0156.xhtml
sec_0157.xhtml
sec_0158.xhtml
sec_0159.xhtml
sec_0160.xhtml
sec_0161.xhtml
sec_0162.xhtml
sec_0163.xhtml
sec_0164.xhtml
sec_0165.xhtml
sec_0166.xhtml
sec_0167.xhtml
sec_0168.xhtml
sec_0169.xhtml
sec_0170.xhtml
sec_0171.xhtml
sec_0172.xhtml
sec_0173.xhtml
sec_0174.xhtml
sec_0175.xhtml
sec_0176.xhtml
sec_0177.xhtml
sec_0178.xhtml
sec_0179.xhtml
sec_0180.xhtml
sec_0181.xhtml
sec_0182.xhtml
sec_0183.xhtml
sec_0184.xhtml
sec_0185.xhtml
sec_0186.xhtml
sec_0187.xhtml
sec_0188.xhtml
sec_0189.xhtml
sec_0190.xhtml
sec_0191.xhtml
sec_0192.xhtml
sec_0193.xhtml
sec_0194.xhtml
sec_0195.xhtml
sec_0196.xhtml
sec_0197.xhtml
sec_0198.xhtml
sec_0199.xhtml
sec_0200.xhtml
sec_0201.xhtml
sec_0202.xhtml
sec_0203.xhtml
sec_0204.xhtml
sec_0205.xhtml
sec_0206.xhtml
sec_0207.xhtml
sec_0208.xhtml
sec_0209.xhtml
sec_0210.xhtml
sec_0211.xhtml
sec_0212.xhtml
sec_0213.xhtml
sec_0214.xhtml
sec_0215.xhtml
sec_0216.xhtml
sec_0217.xhtml
sec_0218.xhtml
sec_0219.xhtml
sec_0220.xhtml
sec_0221.xhtml
sec_0222.xhtml
sec_0223.xhtml
sec_0224.xhtml
sec_0225.xhtml
sec_0226.xhtml
sec_0227.xhtml
sec_0228.xhtml
sec_0229.xhtml