I

Tras la reacción inicial de rabia por no haber previsto las consecuencias de la torpe indagación de Mere, y digerir con dificultad el problema expuesto a la luz por Norris, las soluciones que fueron surgiendo variaron entre pintorescas, absurdas y extremas. Los hermanos Brandon plantearon la contratación de un guardaespaldas, a ser posible un par de ellos, Norris optó por la clausura temporal. ¡Ja! ¡ni que fuera una monja! Jules fue a decir algo, pero tras sopesarlo se abstuvo; y Julia barajó la posibilidad de ocultarla en el tedioso campo, entre vacas. Mere prefirió no indagar acerca de la asociación de ideas en la mente de su compañera de aventuras. Lo peor surgió al final, cuando las restantes ocurrencias cayeron por su propio e insensato peso.

Nos casamos mañana.

¿Perdón?

Ya lo has oído. Prácticamente está todo organizado. Hablaremos con el párroco y le plantearemos la cuestión. Es un hombre razonable, así que dudo que nos ponga pegas. Así te tendré a la vista en todo momento.

¿Perdón? repitió Mere. Parecía un papagayo...

No pienso repetirlo, Mere. Tu oído funciona a la perfección, así que deja de buscar excusas.

Una gran idea, hermano. Alguien debe controlarla apoyó Jared, con una sonrisilla infantil de oreja a oreja.

Mere bufó.

No puede ser. Estoy ocupada, extremadamente liada con los preparativos, bueno, más bien mamá, pero me voy a vivir con la abuela una temporadita para sanear mi mente farfulló de corrido.

De eso nada, niña. Si algo estás, es sana. Mañana nos casamos, así que hazte a la idea. Tus padres se alegrarán.

¡Que no! intentó cruzarse de brazos pero desistió al apreciar la mirada vidriosa del sinvergüenza, fija como un imán en sus pechos ¡Diantre!

Pese a lo vidrioso, la mirada de John no auguraba nada bueno.

Lo que había comenzado como una interesante reunión con cruce de información se estaba convirtiendo a pasos agigantados en el más que posible encarcelamiento de Mere en un matrimonio sobre el que sentía tremendas dudas. No, más que dudas, precaución. Y desde luego, no pensaba acostarse de nuevo con el troll, si podía evitarlo, por mucho que le gustaran todas esas cosas que habían hecho en varias ocasiones. Se negaba rotundamente a que la viera de nuevo desnuda y sin barreras. Estaban tan centrados el uno en el otro que apenas percibían la presencia de los demás.

Vaaaya, esto es lo que se llama tensión sensual en una pareja, sí señor.

¡Julia!

¿Qué? No me digáis que solo yo lo aprecio las sonrisas de los presentes confirmaban que compartían lo dicho por Julia. Hasta los hermanos Brandon intentaban disimular que sonreían con picardía.

Ninguno apartaba la vista del drama que se estaba desarrollando delante de sus narices. Finalmente y tras un pequeño gesto de pesadumbre, Doyle Brandon se irguió seguido de su hermano y se acercó a John.

Estaremos en contacto, Aitor. Si surgen nuevas noticias os informaremos de inmediato observó a Mere de soslayo. La comisura de sus labios se curvó imagino que lo que viene a continuación es una cuestión privada a tratar en familia. Te deseo toda la suerte del mundo, la vas a necesitar.

John asintió como si comprendiera perfectamente lo que Doyle había dado a entender. ¿No se estaría refiriendo a ella? ¡Qué desfachatez! Julia tenía razón, el hombre era un descarado pomposo. Sin esperar contestación y con un leve atisbo de pena por parte de Peter Brandon, que se rezagó tanto como se lo permitió el decoro, ambos abandonaron la habitación. Evidentemente, les apenaba perderse lo que iba a ocurrir. Tras el sonido de la puerta al cerrarse, John volvió a la carga.

En cuanto hablemos con tus padres y el resto de tus hermanos, celebraremos la ceremonia en la intimidad. Más adelante ya organizaremos una fiesta con nuestras amistades. Tu madre y la abuela Allison estarán encantadas.

Que no insistió Mere y no lo estarán.

¿Ah, no? ¿Y eso a qué se debe?

Mere notaba la mueca de rebeldía en sus labios.

A que saben que en el fondo, muy en el fondo soy una mujer que no está hecha para el matrimonio. Soy un espíritu libre. Una nómada. Se sintió satisfecha de la seriedad con que se había expresado.

Las carcajadas seguro que se oyeron al otro lado de la ciudad. Parecía que le hubiera contado el mejor chiste del mundo. ¡Rábanos!, ella no era un mujer violenta pero le estaban entrando ansias de pegarle una patada. Hasta le temblaba la pierna de la furia. Pese a ello se contuvo y, dubitativa, observó a los demás. Estaban petrificados, examinando con extremo interés la disputa que estaba acaeciendo ante sus ojos. ¿Podría ser que nadie la apoyara? ¡Traidores!

Tenía la firme intención de gritarle que se callara, ¡pero ya!, cuando la puerta se abrió de nuevo y se adentró en la habitación el padre de Mere, murmurando, con el pelo revuelto y las mangas de su chaqueta arrugadas como si hubieran sido presa de alguna fiera.

Menudo tostón de exposición. Hola Norris, amigo mío. Muchachas, ¿habéis organizado una de esas tertulias que tanto os agradan? Se dirigió a sus hijos a vuestra madre le ha encantado la muestra pictórica y me ha arrastrado de sala en sala tirando de mis mangas, hasta que me bailaban las pupilas de tanto colorido suspiró de forma cansina un suplicio. Se volvió hacia John Hola hijo, ¿a ti también te han enrolado en esas conversaciones tan profundas y aburridas? Mere, cielo, la abuela va a llegar de un momento a otro y querrá ayudarte a hacer el equipaje.

¿Qué equipaje? sin que lo hubiera notado, John se había colocado a su vera, rígido y mostrando los musculosos brazos tensos, prestos a ser utilizados, como si la fuera a aferrar en un momento de despiste. Suave y sutilmente intentó desplazarse en sentido lateral, pero el muy condenado le pisó la cola del vestido, atrapándola en el lugar.

El de Mere contestó su padre como si fuera una obviedad.

Ya imagino, tío Harry John pisó con más fuerza la tela, al tirar levemente Mere del vestido pero, ¿por qué quería hacer hoy mismo el dichoso equipaje? la voz surgía suave, monótona..., peligrosa.

¿No te lo ha dicho?

No, no me ha dicho absolutamente nada.

Se va unos días con la abuela para acallar los nervios prenupciales. Es que la agotan.

John se aproximó aun más a Mere hasta el punto de que su cuerpo rozaba la espalda de ella.

¿La agotan? Pues me temo que no va a ser posible, tío, ya que debemos contraer matrimonio mañana mismo. Verás, está embarazada... Mere casi se ahoga. Se golpeó el pecho con vigor de mí.

Se escuchó como si alguien soltara un saco de patatas y cayera al suelo desde cierta altura. El problema era que el saco de patatas era su padre. Enfurecida, se le pasó el sofoco de golpe, con la mano tiró del vestido hasta rasgarlo y se volvió enrabietada hacia el bruto.

¡Has hecho que se desmaye, memo!

Amor entre acertijos
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
sec_0071.xhtml
sec_0072.xhtml
sec_0073.xhtml
sec_0074.xhtml
sec_0075.xhtml
sec_0076.xhtml
sec_0077.xhtml
sec_0078.xhtml
sec_0079.xhtml
sec_0080.xhtml
sec_0081.xhtml
sec_0082.xhtml
sec_0083.xhtml
sec_0084.xhtml
sec_0085.xhtml
sec_0086.xhtml
sec_0087.xhtml
sec_0088.xhtml
sec_0089.xhtml
sec_0090.xhtml
sec_0091.xhtml
sec_0092.xhtml
sec_0093.xhtml
sec_0094.xhtml
sec_0095.xhtml
sec_0096.xhtml
sec_0097.xhtml
sec_0098.xhtml
sec_0099.xhtml
sec_0100.xhtml
sec_0101.xhtml
sec_0102.xhtml
sec_0103.xhtml
sec_0104.xhtml
sec_0105.xhtml
sec_0106.xhtml
sec_0107.xhtml
sec_0108.xhtml
sec_0109.xhtml
sec_0110.xhtml
sec_0111.xhtml
sec_0112.xhtml
sec_0113.xhtml
sec_0114.xhtml
sec_0115.xhtml
sec_0116.xhtml
sec_0117.xhtml
sec_0118.xhtml
sec_0119.xhtml
sec_0120.xhtml
sec_0121.xhtml
sec_0122.xhtml
sec_0123.xhtml
sec_0124.xhtml
sec_0125.xhtml
sec_0126.xhtml
sec_0127.xhtml
sec_0128.xhtml
sec_0129.xhtml
sec_0130.xhtml
sec_0131.xhtml
sec_0132.xhtml
sec_0133.xhtml
sec_0134.xhtml
sec_0135.xhtml
sec_0136.xhtml
sec_0137.xhtml
sec_0138.xhtml
sec_0139.xhtml
sec_0140.xhtml
sec_0141.xhtml
sec_0142.xhtml
sec_0143.xhtml
sec_0144.xhtml
sec_0145.xhtml
sec_0146.xhtml
sec_0147.xhtml
sec_0148.xhtml
sec_0149.xhtml
sec_0150.xhtml
sec_0151.xhtml
sec_0152.xhtml
sec_0153.xhtml
sec_0154.xhtml
sec_0155.xhtml
sec_0156.xhtml
sec_0157.xhtml
sec_0158.xhtml
sec_0159.xhtml
sec_0160.xhtml
sec_0161.xhtml
sec_0162.xhtml
sec_0163.xhtml
sec_0164.xhtml
sec_0165.xhtml
sec_0166.xhtml
sec_0167.xhtml
sec_0168.xhtml
sec_0169.xhtml
sec_0170.xhtml
sec_0171.xhtml
sec_0172.xhtml
sec_0173.xhtml
sec_0174.xhtml
sec_0175.xhtml
sec_0176.xhtml
sec_0177.xhtml
sec_0178.xhtml
sec_0179.xhtml
sec_0180.xhtml
sec_0181.xhtml
sec_0182.xhtml
sec_0183.xhtml
sec_0184.xhtml
sec_0185.xhtml
sec_0186.xhtml
sec_0187.xhtml
sec_0188.xhtml
sec_0189.xhtml
sec_0190.xhtml
sec_0191.xhtml
sec_0192.xhtml
sec_0193.xhtml
sec_0194.xhtml
sec_0195.xhtml
sec_0196.xhtml
sec_0197.xhtml
sec_0198.xhtml
sec_0199.xhtml
sec_0200.xhtml
sec_0201.xhtml
sec_0202.xhtml
sec_0203.xhtml
sec_0204.xhtml
sec_0205.xhtml
sec_0206.xhtml
sec_0207.xhtml
sec_0208.xhtml
sec_0209.xhtml
sec_0210.xhtml
sec_0211.xhtml
sec_0212.xhtml
sec_0213.xhtml
sec_0214.xhtml
sec_0215.xhtml
sec_0216.xhtml
sec_0217.xhtml
sec_0218.xhtml
sec_0219.xhtml
sec_0220.xhtml
sec_0221.xhtml
sec_0222.xhtml
sec_0223.xhtml
sec_0224.xhtml
sec_0225.xhtml
sec_0226.xhtml
sec_0227.xhtml
sec_0228.xhtml
sec_0229.xhtml