X

¿Está muerto y enterrado?

Sí, jefe.

¿Y bien? ¿Para qué crees que te mandé, imbécil, para darte un paseo entre la alta sociedad? ¿Quién estuvo?, ¿qué se dijo?, ¿estaba la familia?, ¿llegó a hablar antes de morir?, dame detalles...

El segundo al mando tembló mientras Anderson comía con fruición una raja de sandía tras despiezarla con ese inquietante cuchillo del que jamás se separaba.

Acudió mucha gente al cementerio, tanta gente adinerada como pedazos de basura, vagabundos. No sé la relación que pudieron tener con el viejo se encogió de hombros. La vieja estuvo allí y la muy loca no iba de negro... cesó de reír cuando apreció la mirada helada posada en él. Jefe, quizá se equivocó usted con eso de que eran amantes. La vieja parecía más decidida que otra cosa. Creo que las mujeres, nazcan donde nazcan, son seres raros, jefe, y estas adineradas más todavía.

El afilado cuchillo raspó la superficie de la mesa, chirriando.

Las otras también estaban. La pequeñita y golosa, la que tanto le gusta a usted y al jefazo, estaba pálida y temblaba algo. Creo que para esa el golpe ha sido duro. La grandota y la que parece que se va a derrumbar con un soplido la acompañaban.

¿Qué hombres había?

Cometía un error, pero no iba a ser él quien se lo hiciera ver, no señor. El jefe se centraba en los hombres pero, por experiencia personal, sabía de la astucia de las mujeres, y esas cuatro eran sagaces y peligrosas, sobre todo la vieja. En cierto modo, en el funeral, le recordó al jefazo. Ese punto de frialdad y determinación que helaba el cogote.

Le daba igual, no era él quien se la jugaba con el jefazo.

Estaban los Evers al completo, el que se casó hace poco con la cosita dulce...

¿John Aitor?

Ese mismo, jefe, y por nada del mundo me gustaría vérmelas con él.

Calla, idiota. Es tan solo un hombre, como cualquier otro.

Claro, pero aun así, jefe.

¿Alguien más que se colocara cerca de ellos?

Sí, los hermanos esos que están en boca de todos. Los ricachones que se codean con la alta sociedad pese a que salieron de las cloacas.

¿Viste al pequeño? la sorpresa resultó evidente en la voz de Anderson.

De lejos, pero sí.

¿Cómo es?

¿Eh?

Físicamente, ¿cómo es físicamente?

Pues no sé, jefe, normal...

La mirada que recibió no vaticinaba nada bueno, así que con esfuerzo hizo memoria.

Alto y moreno. Musculoso. Con rasgos bien definidos, salvo la cicatriz de la cara y los ojos...

¿Qué?

No sabría decirle, jefe. Extraños.

¿Por qué?

Parecía como si te leyeran la mente al mirarte; y estaba alerta, no sé, jefe, como si buscara algo. Ahora que lo pienso..., el otro hermano, el de los ojos casi transparentes también parecía actuar igual quedó pensativo. No me gustan esos dos.

¿Y el otro?

¿Quién?

El grande.

Consideró la respuesta antes de hablar.

También parecía alerta. ¿Qué está pasando, jefe?

Nada que sea de tu incumbencia. Puedes irte.

Le faltaban dos pasos para salir de esa claustrofóbica habitación, dos endemoniados pequeños pasos y le estaban pareciendo eternos.

¡Espera!

¡Mierda!

¿Viste a alguien rubio?

¿Sería una pregunta trampa, joder? Conocía lo mucho que le gustaban los jueguecitos al jefe.

Hombre, jefe, por haberlos, sí, unos cuantos, como no me concrete algo más...

Alto, pelo rubio y espeso, guapo, en la treintena, ojos azules, de un color muy llamativo. ¿Te suena que alguien parecido estuviera en el entierro?

No que yo viera, pero había un gentío tremendo, jefe, y puede que se me escaparan detalles.

Esperó con la lengua trabada al paladar.

Vete.

En pocas ocasiones había sentido más alivio que en esa al cruzar la puerta que daba al despacho del capataz. Algo se estaba cociendo y esperaba estar lejos para que al estallar no le alcanzara la mierda. Su parte estaba hecha.

En cuanto el torpe salió del despacho, Anderson evaluó la mejor manera de trasladar las noticias a Saxton. No le iba a gustar un ápice y con lo cabrón que era seguro que le culpaba a él, aunque hubiera matado al viejo. La posibilidad de que este le reconociera había desaparecido con su muerte y aunque no hubiera sido así y hubiera sobrevivido, no habría podido identificarle salvo por la voz.

Sintió cierto alivio. Sabía que su tono de voz se salía de la norma, cascado y muy grave, demasiado..., pero pedirle que al matar no hablara era como pedir a un bebé que no mamara. Nadie podría impedir que disfrutara y le había gustado matar al viejo, había olido su miedo y su rabia. Se levantó del asiento con lentitud.

Aunque los problemas parecían estar enderezándose, algo se les escapaba, algo que no alcanzaban a ver y su olfato le decía que los malditos Brandon andaban detrás.

El último fleco que le molestaba era algo que se le había ocurrido esa misma mañana. ¿Por qué demonios se había arriesgado Worthington a salir de su escondrijo y visitar la tienda del muerto si no era para hacer algo más que hablar con este? Algo quedaba en el aire y no le hacía ninguna gracia tener que volver a la escena de un crimen, aunque fuera la que él había creado y vivido. Y menos aun le apetecía tener que narrarlo a quien no permitía que quedara impune un mínimo desliz. Saxton.

Al menos ella no estaría presente ya que por lo que le habían comentado estaba entretenida con otro desgraciado.

Amor entre acertijos
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
sec_0071.xhtml
sec_0072.xhtml
sec_0073.xhtml
sec_0074.xhtml
sec_0075.xhtml
sec_0076.xhtml
sec_0077.xhtml
sec_0078.xhtml
sec_0079.xhtml
sec_0080.xhtml
sec_0081.xhtml
sec_0082.xhtml
sec_0083.xhtml
sec_0084.xhtml
sec_0085.xhtml
sec_0086.xhtml
sec_0087.xhtml
sec_0088.xhtml
sec_0089.xhtml
sec_0090.xhtml
sec_0091.xhtml
sec_0092.xhtml
sec_0093.xhtml
sec_0094.xhtml
sec_0095.xhtml
sec_0096.xhtml
sec_0097.xhtml
sec_0098.xhtml
sec_0099.xhtml
sec_0100.xhtml
sec_0101.xhtml
sec_0102.xhtml
sec_0103.xhtml
sec_0104.xhtml
sec_0105.xhtml
sec_0106.xhtml
sec_0107.xhtml
sec_0108.xhtml
sec_0109.xhtml
sec_0110.xhtml
sec_0111.xhtml
sec_0112.xhtml
sec_0113.xhtml
sec_0114.xhtml
sec_0115.xhtml
sec_0116.xhtml
sec_0117.xhtml
sec_0118.xhtml
sec_0119.xhtml
sec_0120.xhtml
sec_0121.xhtml
sec_0122.xhtml
sec_0123.xhtml
sec_0124.xhtml
sec_0125.xhtml
sec_0126.xhtml
sec_0127.xhtml
sec_0128.xhtml
sec_0129.xhtml
sec_0130.xhtml
sec_0131.xhtml
sec_0132.xhtml
sec_0133.xhtml
sec_0134.xhtml
sec_0135.xhtml
sec_0136.xhtml
sec_0137.xhtml
sec_0138.xhtml
sec_0139.xhtml
sec_0140.xhtml
sec_0141.xhtml
sec_0142.xhtml
sec_0143.xhtml
sec_0144.xhtml
sec_0145.xhtml
sec_0146.xhtml
sec_0147.xhtml
sec_0148.xhtml
sec_0149.xhtml
sec_0150.xhtml
sec_0151.xhtml
sec_0152.xhtml
sec_0153.xhtml
sec_0154.xhtml
sec_0155.xhtml
sec_0156.xhtml
sec_0157.xhtml
sec_0158.xhtml
sec_0159.xhtml
sec_0160.xhtml
sec_0161.xhtml
sec_0162.xhtml
sec_0163.xhtml
sec_0164.xhtml
sec_0165.xhtml
sec_0166.xhtml
sec_0167.xhtml
sec_0168.xhtml
sec_0169.xhtml
sec_0170.xhtml
sec_0171.xhtml
sec_0172.xhtml
sec_0173.xhtml
sec_0174.xhtml
sec_0175.xhtml
sec_0176.xhtml
sec_0177.xhtml
sec_0178.xhtml
sec_0179.xhtml
sec_0180.xhtml
sec_0181.xhtml
sec_0182.xhtml
sec_0183.xhtml
sec_0184.xhtml
sec_0185.xhtml
sec_0186.xhtml
sec_0187.xhtml
sec_0188.xhtml
sec_0189.xhtml
sec_0190.xhtml
sec_0191.xhtml
sec_0192.xhtml
sec_0193.xhtml
sec_0194.xhtml
sec_0195.xhtml
sec_0196.xhtml
sec_0197.xhtml
sec_0198.xhtml
sec_0199.xhtml
sec_0200.xhtml
sec_0201.xhtml
sec_0202.xhtml
sec_0203.xhtml
sec_0204.xhtml
sec_0205.xhtml
sec_0206.xhtml
sec_0207.xhtml
sec_0208.xhtml
sec_0209.xhtml
sec_0210.xhtml
sec_0211.xhtml
sec_0212.xhtml
sec_0213.xhtml
sec_0214.xhtml
sec_0215.xhtml
sec_0216.xhtml
sec_0217.xhtml
sec_0218.xhtml
sec_0219.xhtml
sec_0220.xhtml
sec_0221.xhtml
sec_0222.xhtml
sec_0223.xhtml
sec_0224.xhtml
sec_0225.xhtml
sec_0226.xhtml
sec_0227.xhtml
sec_0228.xhtml
sec_0229.xhtml