A 33 000 pies fue publicado en mayo de 1997.
En él se recogen tres meses de «conversaciones» con Dios, con el Número Uno, a 33 000 pies de altura. Fue muy divertido…
Pues bien, el 15 de mayo de 2007 recibí un correo electrónico que me emocionó.
Decía, entre otras cosas:
… Mi nombre es Adriana. Transcribo una carta redactada por mi suegro.
«Buenos Aires. Marzo de 2007.
Gil Coto, nacionalidad española (Asturias). Residente en Argentina. Capital Federal…
Estimado Sr. D. J. J. Benítez:
En primer término quiero hacerle una pequeña reseña de mi persona…
He nacido en Pola de Allande (Asturias) (o sea, en el Consejo). Como sé que usted es de Pamplona, esto me anima a tomarme el atrevimiento de enviarle estas líneas porque nadie me puede interpretar mejor.
Nací en el año 1925 y cuando tenía veintiséis años llegué a Argentina. Usted ya sabe cómo eran las escuelas en las aldeas en aquellos años.
Dicho esto, entraré en el tema…
Se trata, nada más y nada menos, que de nuestro amado BISABUELO.

Portada de A 33 000 pies en Argentina.
Benítez, nunca pensé que pudiera sentirme tan feliz. No tengo palabras para manifestar tanta emoción…
Quiero hacerle llegar un sueño que tuve un par de meses antes de que apareciera en Argentina su libro A 33 000 pies.
En ese sueño vi al Señor en un camino de campo… Estaba recostado al borde de una senda, con una ropa de campesino, y me habló:
—Soy Dios, tu abuelo —dijo—. Bueno, en realidad, tu bisabuelo.
Y yo le pregunté en el sueño:

Foto histórica: J. J. Benítez en plena «conversación» con el Bisabuelo. (Foto: Iván Benítez).
—¿Usted es Dios y mi abuelo?
—Sí —respondió—. Soy tu bisabuelo.
Allí terminó el diálogo.
Como yo sabía que con Dios no se sueña si no es cierto, no he tenido duda de que esto es absolutamente real…
Mi nuera, Adriana, esposa de mi hijo Óscar, escuchó atentamente mi sueño y no tuvo respuesta… Pero dos meses después me regaló el libro Conversaciones con Dios a 33 000 pies[126].
Ése ha sido el día más feliz de mi vida. Allí descubrí que el sueño había sido real. En el libro, como usted sabe, Dios dice que es nuestro Abuelo; en realidad nuestro Bisabuelo…
Mi felicidad se ha multiplicado día a día. He perdido la cuenta de las veces que lo he leído y cada día encuentro cosas nuevas en su lectura. Me encanta el sentido del humor del Padre… Aunque lo lea en soledad me hace reír a carcajadas. Les amo desde lo más profundo de mi corazón…
Reciba todo mi amor».
¿Cómo pudo saber Gil Coto que el Número Uno es nuestro bisabuelo? El sueño lo tuvo en enero de 2007 y el libro lo recibió en marzo…
Sí, todo está mal contado.
Según mis informaciones, Jesús de Nazaret no es el Hijo de Dios, sino uno de los muchos (muchísimos) «nietos» del Padre Azul.
Si esto es así, dado que el Maestro es nuestro Creador, el buen Dios, el Número Uno, sería, en realidad, nuestro Bisabuelo (o algo así)[127].