Siento una gran ternura hacia este hombre.
Se llama Ventura.
Ha perdido a dos de sus hijos.
Su dolor fue tan intenso que pensó, incluso, en quitarse la vida. Pero un día recibió una señal y comprendió…
He conversado muchas veces con él. Esto fue lo que me contó:
Esto fue lo que me contó:

Ventura.
Mi hijo Enrique falleció el 15 de agosto de 1994… Pues bien, a los veinte días de su muerte me encontraba tan mal, tan deprimido, que decidí suicidarme… La vida no tenía sentido para mí… Tomé el coche y me dirigí a Garabandal, en Cantabria [España]… Al llegar al puerto de Piedras Luengas decidí que era el lugar… Subiría hasta la cima y me despeñaría con el automóvil… Tenía lleno el tanque de gasolina… Era cuestión de tomar velocidad y arrojarse al vacío… Pero, al llegar a lo alto, algo me detuvo… El cielo estaba azul, limpio y sin nubes… Entonces apareció un objeto lenticular, muy blanco… Quedé perplejo… Y pensé en mi hijo Enrique… Fue entonces cuando sentí aquella paz… Y me eché a llorar… Enrique y mi familia no se merecían algo así. No me suicidaría… Pedí al Padre Azul que me perdonase y me dirigí a Garabandal… Al día siguiente fui a Peña Sagra… Tomé la máquina de fotos y solicité una señal… «Si mi hijo Enrique está con vosotros —y pensé en los hermanos de la luz—, por favor, que me haga una señal…». El cielo estaba nublado… Faltaba poco para el atardecer… Hice una fotografía y me fui… Al revelar la película apareció algo que no había visto… Fue la señal… Fue la confirmación de que Enrique está con el Padre Azul… ¡y vivo!

Enrique, fallecido en 1994. Según Fernando Calderón, autor del cuadro, «alguien guió mis manos; yo lo pinté, pero no fui yo». (Gentileza de la familia).
En su momento analizamos la imagen tomada por Ventura. El objeto que se distingue a la izquierda es algo sólido, enorme, y con un «detalle» desconcertante: la temperatura del mismo era de 15 grados bajo cero (!).
Ventura, insisto, nunca vio aquel objeto en el cielo.
Lo cierto es que la señal se cumplió.
Algún tiempo más tarde falleció el segundo hijo varón, también llamado Ventura. Era el 12 de septiembre de 2011.
Y mi amigo recibió otra señal…
Sucedió el 30 de octubre de ese mismo año, a las doce del mediodía.

A la izquierda de la imagen, el objeto que Ventura no vio.

Ampliación del objeto captado por Ventura. (Archivo de J. J. Benítez).
Me hallaba con una médium —relató Ventura— y, de pronto, se puso a escribir… Dijo que le dictaba mi hijo, recientemente fallecido… Y escribió lo siguiente: «… Se siente tanta paz en este lado que no sé cómo describir… Es como volver a casa… Todos vinieron a recibirme… Los abuelos juntos, y sonriendo… Me gustó tanto encontrarme con ellos otra vez… Se sienten tan felices… Todos lo estamos aquí y todos sabréis cómo es este lugar… Yo volveré a buscarte y abrazarte, papá, cuando llegue tu momento… No hay que sentir miedo pues todos tenemos guías espirituales que nos acompañan en la vida y después también… Hay mucho amor aquí; se siente de otra manera… Paz y unión con todos, pero yo nunca sentí algo parecido en la Tierra… Yo quisiera que no sintierais dolor al pensar en mí, porque yo me siento feliz aquí… Yo cumplí mi trabajo en la vida y elegí marchar justo en este momento… Esto es muy importante para los que me quieren pues ellos aprenderán a sentir la vida de una forma diferente… No es posible que puedas ver como veo yo ahora… Qué valioso es ayudar a los demás… Tú sabrás todo esto cuando llegues aquí… Estoy en casa ya… No se puede describir la serenidad y la paz que siento aquí… Quisiera que pudieras sentir aquí, conmigo, papá, lo que yo siento ahora… Es todo tan distinto a cuando vivimos en la Tierra… No sientas dolor por mí… Quiero transmitirte la sensación de paz tan grande que se respira aquí… La vida en la Tierra es tan corta… Aquí no se vive el tiempo… No hay tiempo… Es un fluir continuo, rodeado de todos los que quiero… Nunca sientas dolor, papá, yo soy feliz… Estoy contigo siempre que pienses en mí… Todo se ve diferente cuando vives en el cuerpo… Todo lo que decides hacer está bien… Tú eres libre de vivir… Te quiero mucho, papá».

Ventura, fallecido en 2011. (Gentileza de la familia).
Por supuesto, no hay forma de comprobar, científicamente, que se trata de un mensaje del hijo muerto. Pero eso poco importa. Para Ventura fue una señal…
Y añado: hermosa y esperanzadora.
¡A la mierda el método científico!