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No. Coryn no podía desterrar a Jack de su vida. Estaban los niños. El letrado Seskin se inclinó sobre ella al salir del juzgado y le tocó el hombro.
—Le pasará una pensión importante.
—¿Es esa su forma de decir que lo siente? —intervino Jane sin poder contener un minuto más la ira que le atenazaba el estómago.
Jane dejó caer con brusquedad su maletín al suelo y clavó en el abogado su mirada sombría.
—De verdad, no creí que el veredicto sería tan clemente.
—¿Insinúa que hemos tenido mala suerte?
—Desgraciadamente, se parece mucho a mi vida —intervino Coryn mirándolos a ambos—. ¿Qué me aconseja, ahora que el día menos pensado ese tipo llamará a mi puerta para reclamarme el derecho de custodia?
—Deje que pasen los años de cárcel —dijo el letrado Seskin—. En cuanto a su terapia…
—Jack no cambiará jamás —lo atajó la joven mujer con el semblante endurecido—. Aguardará pacientemente y volverá a ser el Jack de siempre en cuanto salga.
—No. Porque en ese caso volvería de inmediato a la cárcel, y por mucho más tiempo.
Coryn levantó unos ojos horrorizados.
—¿Está oyendo lo que dice? —increpó Jane.
El letrado Seskin prosiguió:
—Tenga fe, no tiene gran cosa que temer. Está divorciada.
Sí, lo estaba. En el papel. Y también sabía que si Jack lo había aceptado con tanta complacencia era para conseguir una reducción de su condena. Para acercarse a su objetivo secreto.
—Créame, entiendo su consternación. Estoy de su parte… Ni siquiera ha pedido ver a sus hijos.
—Porque no quiere que sus hijos lo vean a él en la cárcel —precisó Jane.
—Todo depende también del lugar donde se instale usted…
—Mi vida está en suspenso.
—No, Coryn —dijo Jane tomándole una mano.
La joven se volvió hacia su abogado y preguntó si Jack podía pedir su traslado a Inglaterra en el hipotético caso de que Coryn decidiera mudarse allí. El letrado Seskin reflexionó y dijo:
—La ley no se lo impide. ¿Está pensando en volver a Inglaterra?
—En lo que pienso es en no volver a verlo jamás.
—Coryn…
—No se preocupe, letrado, no lo culpo. Me ha defendido con las cartas que tenía. Aunque tenga la sensación de ser la perdedora.