La locura de un hombre bueno
Al parecer, Joaquín era un hombre bueno, con fama de trabajador y honrado, a quien la presión de un prestamista volvió loco. Celestino cobraba un veinticinco por ciento de interés en sus préstamos, según decían en La Cenia. Y muchos creían que tenían razón.
Joaquín había sido siempre una persona incapaz de hacer daño a nadie. Debió de asesinar en estado de desesperación, lo que no le justifica pero explica los hechos.