Sospechosos
• Alberto, un atracador habitual de paso por la ciudad. Entre una gran variedad de recursos para obtener dinero, su fórmula favorita era la de subir a un taxi y hacer que le llevara hasta un lugar apartado donde le quitaba al conductor la recaudación y, a veces, también el vehículo.
• Julián, el hijo de otro taxista con el que la víctima se llevaba mal debido a que le acusaba de haber invadido su zona de trabajo, por lo que había jurado vengarse. El padre de Julián y toda su familia eran una especie de organización mafiosa.
• Rubén, un joven con antecedentes penales por intento de chantaje a los cosecheros de vino de la localidad en la que residía. Cumplió un año de cárcel. Normalmente trabajaba como minero y se ganaba bien la vida. Pero su carácter rebelde e indisciplinado le había traído muchos problemas. La policía le incluyó en la lista de sospechosos porque alguien creyó ver su rostro en el interior del taxi la noche del crimen.