Más sobre los sospechosos
• Jacinto, el peletero, sufría una crisis en su tienda. Una fuerte inversión que había realizado le dejó sin reservas económicas. Hasta el momento de romper con Teresa se había hecho a la idea de que remontaría la crisis gracias a ella.
• Pascual, el hermano, pensaba al principio que las reiteradas invitaciones de Teresa para que se marchara de la casa no eran otra cosa que un impulso pasajero que acabaría en nada. Pero había tenido que rendirse a la evidencia cuando ella emprendió acciones judiciales para desalojarle. Finalmente, ante el apremio de haber señalado una fecha para el desahucio, la relación fraternal había quedado destruida.
• Ernesto, el proxeneta, se confundió con Teresa. Al conocerla pensó que sería buena idea invertir en ella. Teresa ignoraba a lo que se dedicaba el que actuó como un seductor ávido de relaciones con una mujer madura. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que se hallaba ante una persona que no pertenecía a su mundo. Una persona que no se hallaba dispuesta a dejarse explotar. Ernesto, violento por naturaleza, necesitaba demostrarle a aquella mujer que nadie podía escapar así como así de su dominio.