Pistas
• En el barrio en el que murió, Luis tenía fama de agresivo y de aficionado a las faldas y al vino.
• A todo el mundo le pareció muy extraño que el sereno confundiera los tiros con petardos.
• Más de cien personas fueron interrogadas por la policía.
• La víctima, Luis Miranda, era según su madre y su novia, porque tenía novia formal que se llamaba Mari Ángeles, un buen chico, generoso e incapaz de guardar rencor a nadie.
• Varias personas del concurrido entorno sabían algo del suceso, pero callaron incumpliendo las más elementales normas de civismo. Por su culpa, el criminal estuvo suelto demasiado tiempo.
• Como se hallaba en libertad, el criminal se personó en el entierro de su víctima sin ser molestado por nadie ni levantar sospechas. En el colmo del cinismo, le dio el pésame a la familia. Incluso dijo en voz alta que el que había matado a un chico tan joven merecía la horca.
• La madre de la víctima tenía el presentimiento de que algo malo le iba a pasar a su hijo. Esa intuición estaba basada en las compañías de Luis, que no le gustaban.
• El día de su muerte, Luis Miranda se hallaba especialmente contento.
• Se despidió de su madre muy alegre diciéndole: «Mamá, hoy voy a ver a Marily».
• Marily, aunque tenía a Pedro como pretendiente, prefería salir con Luis, la víctima, desafiando la ira de aquel, que sabía además que la víctima tenía novia formal, Mari Ángeles.
• El día del crimen, desde las siete y media de la tarde, Luis había estado recorriendo bares con otro chico de su edad que partía de madrugada a incorporarse a filas para hacer la «mili».