La viuda engañada
Teresa, una mujer rubia, que se gusta a sí misma, arreglada, peripuesta, entra en su casa, ubicada en la calle principal de la población. La vivienda está situada en el primer piso. En el bajo tiene abierta una peluquería que atiende personalmente. Es un negocio que no resulta muy boyante. La peluquera no goza de muchas simpatías entre sus convecinos.
Pero ella, que es mujer de carácter, no se deja intimidar. Procura hacer su vida sin limitaciones ni cortapisas. Lo viene haciendo desde que murió su marido, quince años atrás. Fue la protagonista involuntaria de un extraño suceso que se le vino encima como si le hubiera atropellado un trolebús. Sin que ella pudiera saberlo, su marido estaba viviendo una ardiente pasión con una artista de variedades. Teresa se había casado muy enamorada. Todavía estaba ciegamente sumida en la relación con su esposo cuando se desencadenó la tragedia: de repente se enteró de que su marido, poseído por un arrebato de celos o por un afán de venganza, había disparado dando muerte a su querida. Poco después volvió la pistola contra sí mismo, quitándose la vida. A partir de ese acontecimiento, Teresa cambió radicalmente. Hasta entonces su existencia se limitaba a estar siempre al cuidado de su esposo, dispuesta para cuando él la necesitara. Pero la contundencia del golpe la transformó en una mujer egoísta, pendiente de la satisfacción de sus deseos, encerrada en sí misma. Teresa se propuso entonces recuperar los años que pasó engañada, siendo una simple ama de casa que no tenía más horizontes que los azulejos de la cocina.
Desde la muerte de su marido, aunque se había quedado viuda con dos hijas, su principal preocupación fue cuidar de su persona, estar pendiente del mínimo detalle para resultar atractiva, retardando los síntomas de la edad como si fuera posible atrapar para siempre una tardía juventud. Pero no puede decirse que ella no hubiera tenido desde entonces ningún gesto de humanidad o de amor familiar. Por ejemplo, fue capaz de ofrecer su casa a su hermano, Pascual, su mujer e hijos, que viven con ella, aunque, eso sí, como realquilados, ocupando una de las habitaciones del piso a cambio de compartir el alquiler, situación que en el momento en el que transcurre esta historia dura ya nueve años. Por cierto, que en los últimos tiempos no soporta esta convivencia, que se le ha vuelto muy pesada. Teresa, que al quedarse viuda imprimió un nuevo rumbo a su vida, quiere ahora quedarse sola en el piso. Lleva muchos años haciendo lo que quiere, dedicada a satisfacer sus impulsos. Ahora además está empeñada en que su hermano se lleve a su familia, con lo que logrará estar sola. Así conseguirá una libertad todavía mayor. Teresa está atacada por el síndrome de la fugacidad de la vida. Nota que se le escapa, aunque si se esfuerza, todavía le quedan unos años para disfrutar plenamente. Siente su corazón como si fuera el de una jovencita. Tiene ganas de volar, de enamorarse. Todas esas ansias le traen problemas. Los hombres le juegan malas pasadas. Pero Teresa ha decidido pasar por encima de todo, distinguiendo perfectamente a los aprovechados que quieren explotarla, porque tiene una peluquería, de los que buscan diversión o los que ofrecen una relación estable. Ella no quiere compromisos, quiere estar libre, sola en su piso. Vivir sin agobios, huyendo de parejas que la esclavicen. Teresa ha aprendido la lección aunque no debería confiarse porque imponer su santa voluntad puede condenarla a pagar un alto precio.
Ahora está en su piso transportada por un sentimiento de autosatisfacción del que debería desconfiar porque… un hombre con un cuchillo fuertemente empuñado entra en la estancia en la que ella se encuentra. Al verlo no puede reprimir un grito de horror. Escapa hacia el patio interior de la vivienda, pero el hombre le da alcance. Ella se retuerce defendiendo su vida fieramente mientras recibe varias puñaladas. El hombre la derriba y se sube a horcajadas sobre su cuerpo infiriéndole nuevas heridas. Teresa grita, trata de soltarse, pero sucumbe ante las puñaladas. Una de ellas le alcanza la yugular, provocándole la muerte. Una rubia atractiva, de fuerte carácter, ha sido víctima de un homicidio, pero ¿quién la ha matado? ¿Por qué la han asesinado?