¿Fue el crimen de un perturbado?
En efecto, Juan Blanco padecía manía persecutoria. Concretamente, en lo que se refiere a su antiguo profesor, siempre creyó que había tenido que ver con todo lo malo que le había pasado en su existencia. Le había hecho culpable de sus fracasos como estudiante y también de sus tropiezos profesionales. Cualquier contratiempo tenía para él la cara de su odiado profesor. El padre del criminal, médico de profesión, dijo que su hijo no era normal. «Desde pequeño viene mostrando rarezas». Hablaba de complots, de misterios, de persecuciones. Cuando cometió el crimen, su padre se disponía a internarlo en un psiquiátrico, pero no llegó a tiempo.