Comenzó a ejercer su mando sin renunciar al sentido social que siempre le caracterizó y que iba mucho más lejos de la simple demagogia. Su costumbre de meterse donde nadie le llamaba le llevó a escribir al nuevo alto comisario de España en Marruecos, Tomás García Figueras:
Los taxistas de Melilla están pasando una época de grandes apuros, y una cooperativa a la que pertenecen la casi totalidad de ellos corre grave peligro de declararse en quiebra y plantear un problema más.
La causa principal de esta situación es la falta de gasolina, pero si ésta no puede aumentarse por lo menos podría hacerse lo siguiente: actualmente a los coches que no tienen gasógeno les dan 751 (litros) al mes, y a los que lo tienen la mitad. Esto ha motivado que hayan quitado los gasógenos y que no haya un solo taxi con gasógeno.
Esto es perfectamente explicable. Los autobuses que hacen un recorrido regular funcionan con gasógeno perfectamente, pero el taxi que se pone al punto no puede hacerlo con el gasógeno encendido, porque corre el riesgo de estar cuatro o seis horas consumiendo carbón sin que nadie le alquile, y tampoco puede estar con él apagado y decir al que vaya a tomarlo que espere a que esté a presión.
Dando la misma cantidad de gasolina tenga o no gasógeno, sin gastar un litro más, se les resolvería el problema a estos hombres y se mejoraría el servicio.
Ahora que en parte se ha resuelto el problema de las gomas, si se pudiese aumentar la gasolina se conseguiría que los taxistas se desempeñasen y viviesen normalmente.