[265] Para Valdés Larrañaga, Ridruejo era un advenedizo que había hecho carrera política a raíz de la guerra y bajo la sombra de otro reciente llegado al falangismo, pero que se había convertido de la noche a la mañana en su sumo sacerdote, Serrano Súñer: «Hombres como Dionisio Ridruejo, quien decía que era falangista, si bien mi impresión era muy distinta, creyendo que su falangismo del fin de la guerra era una falacia». Valdés Larrañaga, M., De la Falange al Movimiento (1936-1952), Azor, Madrid, 1994, p. 156.<<