Es en este verano cuando Yagüe firma, en cumplimiento de lo prevenido en una instrucción del Ministerio de la Guerra, una declaración escrita en la que afirma no pertenecer a partido político alguno o asociación sindical. En estas fechas aún no ha ingresado en la lista secreta de militares afiliados a Falange, partido que en 1934 se había fusionado con otra organización fascista, las JONS. Todo llegará, pues ya se encuentra muy próximo a su ideario.
De su destierro voluntario en Soria será sacado el 8 de octubre de 1934 por un capitán que llega apresuradamente en automóvil al perdido pueblo castellano de San Leonardo para ordenarle que se presente con urgencia en Madrid, en el Palacio de Buenavista. Esta visita va a dar un giro de ciento ochenta grados a su vida. Vuelve al servicio activo, a los cinco meses escasos de haberse apartado del ejército forzado por las circunstancias adversas.