X LA BATALLA DEL EBRO
El Cuerpo de Ejército Marroquí, tras combatir en primera línea durante más de diez semanas, estaba agotado. La suerte de la guerra llevaba los combates hacia Levante, a Castellón y Valencia, por lo que el Estado Mayor franquista decidió dejar a los soldados de Yagüe atrincherados en la orilla oeste del Ebro, para que se recuperasen de sus heridas y se reorganizan. Era una zona tranquila, agradable en primavera, aunque muy calurosa en verano. Parecía buena para lamerse las heridas.
El general Dávila, jefe del Ejército del Norte, ordenó que muchas unidades que estaban en el amplio sector del frente que ocupaba el Marroquí fuesen poco a poco trasladándose a Tremp, a unos 168 kilómetros al norte, en plena provincia de Lérida. El 28 de abril la agrupación de banderas de la Legión salió en esa dirección. El 15 de mayo fueron relevados el 9° Tabor de Regulares de Tetuán y el 10° de Alhucemas, ambos de la División 150, así como las 16ª y 17a Banderas de la Legión, que también viajaron a Tremp. Poco a poco las unidades más curtidas dejaban el frente. Fueron también trasladadas la 6ª Bandera de Falange de Castilla y la 15ª de la Legión. El 24 de mayo se movieron los batallones 251, 252 y 253, el 9° Tabor de Regulares de Melilla y la 13a Bandera de la Legión, todos con el mismo destino. Estas unidades inmediatamente fueron seguidas por los batallones 256 y 257, y el 9° Tabor de Regulares de Larache. Oficialmente, el día 23 de abril la División 40 relevó a la 150 en las trincheras a orillas del Ebro. El Cuerpo de Ejército Marroquí había perdido sus mejores unidades, tenía que descansar y reorganizarse lejos de la acción, en un frente casi inactivo y con perspectivas de seguir igual durante mucho tiempo.
El traslado de la división de Muñoz Grandes, la 150, a Tremp, iba a resultar providencial para frenar la ofensiva lanzada por los rojos a finales de mayo. La 40 llegó al Ebro sin artillería, aunque acababa de ser reorganizada. Venía con órdenes de ocupar el frente entre Granja de Escarpe y Seròs, y desde Mequinenza a la confluencia de los ríos Segre y Cinca.
El día 26 de mayo, a las cinco de la madrugada, los rojos, con unos efectivos aproximados de dos batallones, dieron un golpe de mano sobre las posiciones nacionales que guarnecían la cabeza de puente de Seròs. Los combates, aunque concentrados en una zona relativamente pequeña, duraron nueve horas. Al día siguiente, ocho horas después del último ataque, los soldados del Ejército Popular iniciaron un nuevo e intenso asalto sobre la posición n° 4 de la cabeza de puente de Serás, que extendieron inmediatamente a otras posiciones. Emplearon mucha artillería, pero fueron rechazados tras más de cinco horas de combate, a las seis y media de la madrugada.
Estas escaramuzas no impidieron que otras unidades del Marroquí siguieran siendo trasladadas a Tremp. Ese mismo día lo hacen los batallones 254 y 252 de la 150, que habían sido retenidos por Yagüe en previsión de que los ataques republicanos sobre la cabeza de puente de Seròs tomasen más importancia.
El día 28 de mayo, a las nueve de la noche, el enemigo vuelve a intentar un golpe de mano contra las posiciones franquistas en Seròs, siendo, como en los días anteriores, enérgicamente rechazado. El día 31 de mayo, a primera hora, el enemigo inicia un intenso fuego de armas automáticas y mortero contra las posiciones n° 1,2 y 3, atacando una hora más tarde otras del sector, hasta el punto de llegar a cercar varios atrincheramientos y reductos nacionales. Los ataques son continuos, pero con efectivos reducidos, lo que hace pensar a Yagüe que están tanteando sus fuerzas o, sencillamente, que sólo buscan eliminar la única posición que en la ribera este del Ebro tiene el Marroquí. A pesar de estos combates, el inmenso sector del frente que guarnecen los hombres de Yagüe está, en conjunto, tranquilo. Tras las durísimas derrotas sufridas por los republicanos en Aragón y la impresionante amenaza que se cierne sobre la Región Valenciana, resulta improbable que la República lance un contraataque, pero...
El día 15 de junio se produjo un nuevo golpe de mano republicano en el Bajo Ebro. El 23 de junio se vio una enorme concentración de fuerzas en el sector de Rasqueta, partido judicial de Tortosa, ante lo que escribió Yagüe a Dávila: «Mi impresión es que muy pronto, quizás en plazo de algunas horas, se desencadenará el ataque enemigo». El Estado Mayor del Cuerpo de Ejército Marroquí empieza a pensar que la temporada de descanso que esperaba disfrutar en las riberas del Ebro puede convertirse en una tormenta de fuego y acero. El día 23 de junio Yagüe viajó a Tremp, en su calidad de jefe de la Legión, para revistar las banderas adscritas a la División 150. El 24 escribe de nuevo: «La impresión de un ataque inminente se acentúa cada vez más. A los probables sectores de acción ya indicados, deben añadirse los de Ribarroja-Flix, y el de Aytona».[386] Durante veinte días insistió Yagüe en la amenaza que se cernía sobre el frente que tenía encargado proteger, al tiempo que solicitaba refuerzos. Sin embargo, en la mente y la voluntad del mando nacional sólo contaba Valencia.
En la Instrucción Particular n° 28 del Ejército del Norte, de fecha 28 de junio, el Cuerpo de Ejército Marroquí había quedado constituido por las divisiones 13, «La Mano Negra», muy veterana, mandada por el duro Barrón, y dos bisoñas, la 40 y la 105, al tiempo que se le ampliaba el sector que tenía que guarnecer a lo largo del río Ebro, llegando sus líneas hasta el Mediterráneo. Las noticias de un ataque del Ejército Popular para cruzar el Ebro no fueron tenidas en cuenta en las previsiones de Dávila. Yagüe es tildado de alarmista.
Yagüe, incansable como siempre, el día 30 de junio sale para inspeccionar las nuevas zonas que tiene que proteger. El día 1 de julio traslada el cuartel general del Cuerpo de Ejército Marroquí y la Plana Mayor de la Legión de Fraga a Caspe. Inmediatamente ordena que se proceda a reforzar los atrincheramientos, blocaos y posiciones que guarnecen sus tres divisiones en toda la línea del Ebro.
El 3 de julio los servicios de información franquistas advierten de rumores y señales inequívocas que anuncian un ataque rojo en el Ebro. Sospechas que son corroboradas por diversos prisioneros, entre ellos un asistente del Campesino. Los sublevados, gracias a su aviación, tienen noticias de la concentración de ocho grandes unidades del Ejército Popular, de la acumulación de cientos de barcazas cerca de Cherta y de la construcción de pasarelas y puentes móviles en las proximidades de la isla de Buda, llegando incluso a verse maniobras de desembarco de un batallón rojo y de la llegada de artillería antiaérea a Tivengo.
En el Boletín de Información del Cuerpo de Ejército Marroquí del día 4 de julio se informa de que ha sido localizada la XII Brigada Internacional en el sector Ginestar-Benifallet; la XI Brigada Internacional al norte de la anterior, y la 139, también internacional, al sur de la misma, en cuyo sector ha relevado a la XIV Internacional, que ha marchado a descansar a la retaguardia próxima.
También fue localizada la División 46 moviéndose desde Amposta hacia Cambrils, y la 11, que cuenta con la 9a Brigada Mixta, a unos cinco kilómetros de la XII Brigada Internacional y de las 1a y 100ª brigadas mixtas, situadas a lo largo de la carretera que va de Tortosa a Cambrils.
Yagüe conoce, desde el día 4, la presencia en el frente del Ebro de las divisiones republicanas 11, 35, 45 y 46, que, como se sabe, son las mejores del ejército enemigo, no sólo en Cataluña, sino en toda la España roja. ¿Qué explicación puede tener la presencia de estas fuerzas de choque en la línea del Ebro? Verdaderamente resulta anormal, y sólo la preparación de una ofensiva puede justificar esta coincidencia de lugar y calidad de tropas. Todo parece señalar que el alarmismo de Yagüe se basaba en datos reales y contrastados, sobre todo si se tiene en cuenta que era uno de los jefes con más experiencia en combate del bando franquista.
No es de extrañar que, comprobado el despliegue de las citadas fuerzas, se dijera en el apartado 12 del boletín del día 4 lo siguiente:
Siguen los rumores referentes a intentos de paso del Ebro. Las zonas neurálgicas parece que son la de la Isla (frente a Ginestar) y la del delta del Ebro. Hace unos días estos rumores eran muy intensos y el movimiento muy activo; desde hace unos ocho o diez días la actividad ha decrecido sin que por ello deba descartarse la hipótesis. Parece que el intento se iniciaría, de llevarse a cabo, de noche, pasando primero un batallón de choque, con bombas de mano, con medios volantes (barcas, compuertas, etc.). Al amparo de estas fuerzas procederían al tendido del puente para el grueso de las fuerzas que, probablemente, serían las divisiones 11 y 46. No se identifican tropas de pontoneros.