El día 10 entraba en el puerto del Musel de Gijón el crucero Cervantes, con la 6ª Bandera de la Legión del comandante Alcubilla a bordo y con un batallón del Regimiento de Cazadores de África, al mando del teniente coronel López Bravo, aunque éste fue privado del mando durante la travesía como consecuencia de manifestarse a favor de los revolucionarios. También llegó poco después a Asturias la 5ª Bandera de la Legión y el 3° Tabor de Regulares de Ceuta del comandante Ruiz Marcet. Nada más desembarcar se lanzaron al combate.
Yagüe puso pie a tierra en los arrabales de Gijón a las 3.45 del día 10. El piloto se había perdido, dejándolo en la carretera de acceso al puerto del Musel, junto a la playa, donde estaban levantadas varias barricadas y trincheras ya abandonadas por los revolucionarios en su huida. En su marcha en solitario encontró muchas armas abandonadas, fruto de la prisa de los revolucionarios en poner tierra de por medio como consecuencia del desembarco de los primeros mercenarios del crucero Cervantes. Sobre su llegada a Gijón nos ha dejado el propio Yagüe el siguiente testimonio:
Volábamos sobre Gijón. El piloto buscaba la señal que nos indicase el sitio donde podíamos tomar tierra, pero la señal no aparecía y mis tropas estaban sin mandos. Los minutos eran preciosos y le ordené tomar tierra a la aventura, sin saber si lo hacíamos en terreno amigo o enemigo. Fueron unos segundos de angustia; me puse a la defensiva, llegaron unos hombres desarmados y me dijeron que la Legión había pasado por allí hacía unos minutos y había arrollado a los rebeldes. Primera prueba de que la Providencia estaba con nosotros.
Dejé al piloto guardando el autogiro y sin guía ni orientación me entré por las calles a buscar contacto con mis tropas. Las encontré en plena victoria, ni barricadas ni obstáculos de ninguna clase las detenía. El avance era arrollador. El enemigo huía desmoralizado. Trescientos hombres de España arrollaban a miles de sus enemigos. Nuestra historia continuaba. ¡Bien por la Legión! En unas horas Gijón quedó limpio y pacificado.