[132] Garriga, R, El cardenal Segura y el nacional-catolicismo, Planeta, Barcelona, p. 234. En 1936 el golpe falló —afirma el siempre amargado y rencoroso Ramón Garriga— porque los militares comprometidos, contrariamente a lo que había ocurrido en 1932, hicieron honor a su palabra y se alzaron en armas contra la República. «Redunda a favor de esta tesis observar los lugares estratégicos en que fueron colocados los que serían protagonistas del pronunciamiento: Mola, en Pamplona, podía alcanzar fácilmente la frontera francesa; Franco y Goded se hallaban en las islas con aviones que podrían emplear en caso de huir; finalmente, al mismo Yagüe, situado en Marruecos, no le sería difícil entrar en el protectorado francés».<<