Sigue la carta con claras referencias a la justicia del 18 de julio y al gran proyecto de regeneración nacional que desgraciadamente quedó abortado, tras la victoria, por culpa de la derecha egoísta y antipatriota y por los infiltrados de las filas de los vencidos en el partido único. El mensaje romántico del falangismo traicionado surge una vez más:
La sublevación del año 36 no fue una cosa de tipo negativo; fue un movimiento con unos fines grandiosos, que si no llegaron a concretarse en el papel fue por falta de tiempo...
A los pocos meses de terminar la guerra desapareció aquel espíritu y aquella fe; el desinterés se convirtió en el más cínico enchufismo y en el más sucio e inhumano estraperlo; los más heroicos en la guerra fueron luego los más desilusionados y escépticos; y aquellos fines grandiosos que estaban grabados en los corazones de todos, y que llevaban en sí un fuerte germen de unión, se han convertido en una administración poco limpia y en una gobernación poco justa.
Esto provocó una gran desorientación y una inmensa desilusión colectiva; que hoy se han convertido en reacciones aisladas; unas de tipo ideal y patriótico; otras con un fondo interesado y egoísta; otras de tipo negativo; otras, las más peligrosas, con un fondo traidor antiespañol, fomentadas, organizadas y mantenidas por todos los enemigos de España, que con una dirección inteligente y medios poderosos nos llevan a pasos agigantados a la revolución.
Luego hablará con extraordinario realismo de los problemas de España, del hambre, la injusticia y la inmoralidad, de los negocios sucios que florecen por todas partes, fruto de la coyuntura y de la necesidad, del Movimiento que lleva un camino distinto de otros movimientos autoritarios extranjeros y por tanto equivocado... para surgir al final siempre la verdadera Falange como única solución:
Yo creo que nuestra doctrina es la que debe imperar en estos momentos, porque en el mundo hay una guerra, que si triunfa Rusia nos traerá a Negrín y a los suyos, y si triunfa Alemania es para implantar el nuevo orden, nuestra doctrina... La base de nuestra doctrina es: lo nacional, lo social, el respeto a la dignidad ajena, el hombre...
[...] garantías contra el atropello, y seguridad de que sólo el mérito prevalecerá. Y un quehacer, un destino colectivo proyectado al exterior, que mantenga vivo ese entusiasmo y haga que nuestras aspiraciones sean ilimitadas; y que guíen nuestras vidas y nuestros esfuerzos hacia lo espiritual, y nos hagan trabajar y luchar por el propio prestigio, por la grandeza de la patria, y por el afán de gloria [...] dejarnos de imperios, y de conquistas, que son nuestro objetivo principal, pero que por estar lejano hay que dividirlo en fases, y fijar nuestra atención en los objetivos más próximos para emplear en ellos todas nuestras energías y no gastarlas en sueños...
Lo social: no se puede soñar con un movimiento vigoroso, nacional, que arraigue en la médula del pueblo, sin la incorporación de las masas. Entendiendo por masas el conjunto más o menos numeroso de hombres disciplinados y encuadrados que subordinen su propio ser al ser colectivo que les anima.
La incorporación de las masas sólo se conseguirá cuando sus necesidades materiales estén satisfechas (para conseguir esto hay que avanzar rápidamente y sólo detenerse ante lo que pueda hacer peligrar la economía nacional); cuando se sientan tratados con justicia, y asegurados contra todo atropello y arbitrariedad. Lo primero se consigue hoy día haciendo que la moral, estrangulando al estraperlo, haga salir al mercado a precios razonables las mercancías que enriquecen a los que comercian con la miseria y el hambre de los españoles; segundo, con la justicia rígida y rápida; la moral y la justicia resuelven lo social como resuelven lo nacional.
Además hay que atraer a los rojos; porque no podemos seguir siempre divididos en dos bandos irreconciliables, y porque entre los rojos hay muchos hombres rebeldes ante la injusticia, que luchaban y caían por la justicia, y estos hombres, convencidos y encuadrados en nuestras filas, serán el principal soporte de la Falange. Para ellos hay que emprender una campaña de perdón y de unión; hacer que conozcan nuestra doctrina; y sobre todo que les traiga el ejemplo y la conducta de nuestros hombres. Hay que fijar castigos terribles para el que venga a nuestras filas con propósitos de traicionarnos...
[...] conseguir que el último de los españoles, y sobre todo que el último de nuestros camaradas, ponga su fama y su dignidad sobre todas las riquezas y todos los regalos.
En septiembre de 1942 los alemanes han cruzado los estrechos de Kerch y entrado en Novorossiisk. El 14 los carros de combate entran en Stalingrado, lo que hace pensar en una victoria inminente de los alemanes. Pero este sueño se rompe el 19 de noviembre. Los soviéticos, antes de que tenga tiempo el general Paulus de atrincherarse, se lanzan a la ofensiva, al tiempo que desatan otros ataques simultáneos sobre Rzhev y Járkov. Es el comienzo de una derrota que se evidenciará en las ya cercanas Navidades.
Mientras tanto en otros frentes las cosas también empiezan a tomar otro aire. El 8 de diciembre de 1941 los Estados Unidos habían declarado la guerra al Japón como consecuencia del bombardeo de Pearl Harbor. Once meses más tarde un enorme ejército estadounidense desembarcó en el Marruecos francés, el 8 de noviembre de 1942, para apoyar a los británicos en su lucha contra las tropas italianas y el Afrika Korps de Rommel. La guerra llega al patio trasero de España. Todo parecía indicar que la hora de los invencibles dejaba paso a la victoria de los inagotables. La predicción que Franco hizo a Girón en el verano de 1939 en el palacio de Ayete se empezaba a cumplir.
Las posibilidades de que España se viese involucrada en la guerra crecían por momentos. No resultaba descartable que las tropas de Patton, antes de avanzar contra las divisiones alemanes, se lanzasen contra el Marruecos español, con la finalidad de no dejar a sus espaldas un contingente de tropas potencialmente hostiles. Simultáneamente Hitler comprende su enorme error al no haber tomado en su día Gibraltar. El fantasma de las divisiones acorazadas nazis cruzando los. Pirineos vuelve a flotar una vez más, pero ya es demasiado tarde para el Plan Gisela. Los Aliados están tan cerca de España como los alemanes de los Pirineos. Londres, Washington y Berlín coinciden por una, vez: ¡lo mejor es que España siga siendo neutral!
La proximidad de las divisiones estadounidenses radicaliza las posturas de algunos de los sectores más germanófilos del régimen. Los juanistas, principalmente en su aún pequeño sector aliadófilo, creen que ha llegado la hora de forzar a Franco a que dé paso a la monarquía. Entre los germanófilos, militares y falangistas, muchos creen que ha llegado ya la hora de entrar en guerra. La entrada de España en el conflicto, en un momento en que la balanza aún no se ha inclinado claramente a favor de uno de los bandos, conduciría la situación decisivamente a favor del Eje, lo que reportaría indudables beneficios a España en el nuevo orden internacional que nacería de la victoria. La División Azul ha demostrado la importancia que tendría la entrada de los españoles en el conflicto.
El Caudillo vive en estos momentos seguramente una de las encrucijadas más importantes de sus largos años de gobierno. Franco y jordana tienen claras las cosas. El embajador estadounidense había asegurado que las divisiones de Patton no cruzarían la frontera española, por lo que Franco, convencido de que los alemanes harán lo mismo, sólo se tenía que preocupar de que, desde España, nadie fuerce la situación. El presidente Franklin D. Roosevelt escribió a Franco con motivo del desembarco en el norte de África de sus tropas:
Querido general Franco:
Por tratarse de dos naciones amigas en el mejor sentido de la palabra y por desear sinceramente, tanto usted como yo, la continuación de tal amistad para nuestro bienestar mutuo, quiero manifestarle sinceramente las razones que me han forzado a enviar una poderosa fuerza militar americana en ayuda de las posesiones francesas del norte de África.
Tenemos información precisa sobre el hecho de que los alemanes e italianos intentarán en fecha próxima la ocupación militar del norte de África.
Su gran experiencia militar le hará comprender que es preciso que acometamos sin demora esta empresa en interés de la defensa de América del Norte y la del Sur, para evitar que el Eje se adelante en esa ocupación.
Envío un poderoso ejército a las posiciones francesas del norte de África y al protectorado francés de Marruecos con el solo fin de defender América y evitar el empleo de esas regiones por Alemania e Italia, confiando en que servirán de ese modo para salvarlas de los horrores de la guerra.
Espero que usted confíe plenamente en la seguridad que le doy de que en forma alguna va dirigido este movimiento contra el gobierno o pueblo de España, ni contra Marruecos u otros territorios españoles, ya sean metropolitanos o ultramarinos. Creo, también, que el gobierno y el pueblo español desean conservar la neutralidad y permanecer al margen de la guerra. España no tiene nada que temer de los Estados Unidos.
Quedo, mi querido general, de usted buen amigo.
Franklin D. Roosevelt.