Inmediatamente Franco ordenó el traslado de varias divisiones de otros frentes al Ebro: dos divisiones del Cuerpo de Ejército de Galicia, la ya citada 82 de Delgado Serrano y la 84 de Galera Paniagua. Desde el frente de Extremadura-Andalucía llegó la 74 del coronel Arias Jiménez y la 102 del coronel Antonio Castejón. Las acciones de unidades infiltradas y de guerrilleros en la retaguardia franquista no evitaron su llegada al frente del Ebro. Ya había llegado la 4ª División de Navarra, de Alonso Vega, compañero de promoción de Franco y Yagüe. Fue movilizada la 152 de Rada, gran parte de la 150 de Muñoz Grandes, ahora bajo el mando de Siro Alonso, junto a diversos tabores de Regulares y banderas de la Legión adscritos a otras divisiones, sobre todo de la 53 y 63.
Toda la aviación franquista fue llevada en masa al nuevo campo de batalla para apoyar en la defensa a las unidades de tierra, lanzando constantemente ataques sobre los puentes y pasarelas tendidos sobre el Ebro.
Después de su espectacular éxito al cruzar el río, las fuerzas atacantes apenas pudieron avanzar más. Gandesa, la población más amenazada, cuya posesión era primordial para ambos bandos, por ser un nudo de comunicaciones básico, se convirtió en un fortín inexpugnable donde los restos de la División 50, el 1° y 6° Tabores de Melilla, la 6a Bandera de la Legión y la 4ª Bandera de Falange de Castilla resistieron los duros ataques del Ejército Popular; mientras en el sector del río Canaletas la 4ª Bandera de la Legión, mandada por Iniesta Cano, junto a tropas de Tiradores de Ifni, el Regimiento n° 5 de Flandes y el 21° de Zaragoza, posteriormente reforzados por la División 84, frenaron totalmente el avance rojo.
Franco sacó hombres de todas partes. La 4ª Bandera de la Legión fue trasladada primero al río Canaletas y luego a Gandesa, para limpiar cuerpo a cuerpo los arrabales de la población. Esta bandera llegó al Ebro con algo más de mil legionarios y sufrió más de seiscientas bajas, por lo que escribió Iniesta a Yagüe, con el que le unía mucha amistad:
Mi general, la 4ª Bandera sigue siendo la misma, sólo que por los últimos combates se quedó chiquita.
A lo que respondió Yagüe:
Querido Iniesta: dada la detallada exposición que, tras su laconismo, se adivina respecto al estadillo de la 4ª Bandera, le anuncio que mañana le enviaré setecientos cincuenta legionarios. [...] Ojo, la mayoría proceden del campo de concentración de prisioneros establecido en San Gregorio (Zaragoza).