El día 1 de noviembre, la Orden General del Cuerpo de Ejército de Asturias concedió la Medalla Militar Individual al teniente coronel de infantería don Juan Yagüe Blanco, «por sus extraordinarios servicios al frente de la columna de tropas de África».[100]
El 5 salió Yagüe con permiso para Madrid, para ver a su mujer y a sus hijos, regresando a Oviedo el 11. Al día siguiente, al frente de la columna de Mieres, recorrió las poblaciones de Padrón, Ujo y Turón.
El 16 recibió la orden de personarse en Gijón, por orden de López Ochoa, por medio del general Balmes, para que se pusiera a disposición del juez militar Rogelio Caridad Pita, debido a un artículo aparecido en la prensa. Como consecuencia del éxito de sus operaciones en Asturias aparecieron diversas noticias en prensa, en las cuales se cuestionaba la actuación del general López Ochoa. En un ataque de celos, López Ochoa ordenó procesar a Yagüe, y luego, el día 21, le impuso un arresto irregular de quince días (irregular, pues ya estaba procesado) que le impedía asistir a los actos de celebración de la victoria. Se instruyó el correspondiente proceso judicial, se nombró juez instructor, etc. Finalmente quedó demostrado que Yagüe no había participado en la campaña de prensa contra López Ochoa y que el citado general había actuado de forma irregular. En el fondo de la cuestión estaba la envidia de López Ochoa hacia su subordinado que, sin lugar a dudas, había sido el héroe de la campaña de Asturias al igual que la dirección había correspondido a Franco desde Madrid—, como quedaba atestiguado por la Medalla Militar Individual que había justamente ganado y los múltiples homenajes populares que en Asturias y otros lugares de España había recibido. Éstos le identificaban como el verdadero héroe y salvador de la situación:
Oviedo, 18 de noviembre 1934. Carlos Tiede. Capitán de la Legión, 19ª Cía. de la Legión.
Mi respetado teniente coronel:
Enterado por compañeros y amigos del arresto que le ha sido impuesto por la superioridad, y ante la ignorancia de su domicilio actual, me permito dirigirle la presente expresándole mis sentimientos por la medida injusta que ha sido tomada con Ud. Todos los que conocemos su actuación en guerra y paz de Marruecos, y los que hemos combatido a sus órdenes en la reconquista de esta ciudad, sabemos de sobra su magnífica labor, su gran amor a la responsabilidad y todas sus virtudes militares que coronaron en el éxito. Y solo y único Vd. al mando de los legionarios y regulares ha sido el liberador de Oviedo; todos nos condolemos de que su obra no haya sido premiada más y de que en España únicamente una pequeña parte del pueblo se haya dado cuenta de la obra que Vd. ha hecho aquí. Pero conste que todos sus subordinados la conocemos y estamos orgullosos de haber sido mandados por un jefe como Vd.
Le ruego me perdone, mi teniente coronel, la molestia que le pueda causar con ésta, y sabe siempre está a sus incondicionales órdenes su respetuoso subordinado.